ANECDATARIO

"Esto no se hace"

Lo acontecido en días recientes me ha hecho recordar varios casos que reflejan un proceder muy habitual en nuestra sociedad y que se desempeña desde una posición de poder coaccionando al subalterno

OPINIÓN

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Atala Sarmiento / AnecdATArio / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Carlos Loret de Mola no es el único periodista sobre el que se han posado la intimidación y la represalia por parte del Ejecutivo en funciones.

Lo acontecido en días recientes me ha hecho recordar varios casos que reflejan un proceder muy habitual en nuestra sociedad y que se desempeña desde una posición de poder coaccionando al subalterno.

Le sucedió a Carmen Aristegui en el año 2011, cuando en su espacio para MVS, cuestionó la sobriedad del entonces Presidente Felipe Calderón. Pagó con su propia cabeza pues el mismo propietario de la cadena confesó públicamente que recibió presión y chantajes por parte de los colaboradores cercanos a Calderón para despedir a la periodista quien fue recontratada meses después.

Durante el sexenio siguiente el gobierno volvió a pedir su cabeza cuando parte de su equipo descubrió el famoso escándalo de “La Casa Blanca”. Aristegui salió de MVS junto con todo su equipo siendo valiente a pesar de los intentos por que no continuara desarrollando su profesión, ejerciendo su derecho a la libertad de expresión como cualquier periodista.

Sucede a todos niveles y en todas las fuentes, no solo en la relacionada a la política.

Hace 4 años, tras mi salida de la televisora para la que laboré durante 24 años, yo misma experimenté una situación idéntica a la de Loret de Mola en estos días. 

Un supuesto sueldo mío -falso- expuesto como encabezado en diversos medios daba pie a una serie de difamaciones sobre mi actuar profesional, así como falsedades sobre lo que supuestamente solicitaba para negociar mi contrato; todo ello con el designio de desprestigiarme profesionalmente y cerrarme las puertas a otras oportunidades de trabajo.

Entiendo -y siento- la vulnerabilidad y el terror, que puede estar experimentando Loret; saberte exhibido y sometido al escrutinio público, la pretensión clara de crucificarte frente a una sociedad disgustada por la desigualdad, hambrienta de justicia, cansada de constantes gobiernos malogrados. 

Miles escudándose en el anonimato opinando que eres un mercenario y tienes un precio, o que no mereces ese sueldo por tu trabajo puede resultar espeluznante sabiendo que, además, nuestro país no brilla por sus índices de seguridad. 

Emociones que se superan, pero no se olvidan y que reflejan solo una parte de lo que implica la Ley de Protección de Datos Personales de un ciudadano.

El abuso de poder se da desde las cúpulas más altas hasta las más pequeñas y quizá manifiesta cómo el poder puede llegar a corromper a alguien. Puede experimentarse desde nuestros grupos amistosos en donde el popular amedrenta al de perfil tímido; en pocas palabras, todo se reduce -como en la selva- a la ley del más fuerte.

Loret, Carmen, yo, o tú ¡Todos estamos expuestos a esto! Trabajemos juntos en evitarlo.

POR ATALA SARMIENTO
COLUMNAS.ESCENA@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@ATASARMI

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