La República Popular China es uno de los países del mundo con mayor población con alrededor de 1400 millones de habitantes, mayor extensión territorial y por su PIB, la primera potencia económica; por estas fechas, en el año 2019, en la provincia de Wujan se detectaban los primeros casos de COVI-19 que con su aumento exponencial se convirtió en una pandemia mundial. Hoy en China se registran movilizaciones sociales contra la política restrictiva por el COVID-19.
Previo a la pandemia, en junio de 2019 para mayor precisión, iniciaron una serie de manifestaciones sociales contra el proyecto de Ley de Extradición a China presentada por Carrie Lam Cheng, entonces Jefa Ejecutiva de Hong Kong; cabe apuntar que ésta es una de las dos regiones administrativas especiales que cuenta China. Las protestas se extendieron por todo el territorio llegando a tomar la sede de la policía local, el parlamento y se registró la primera huelga general que no había tenido lugar en cincuenta años.
En el primer trimestre de 2020, conforme avanzó la pandemia por COVID-19, las manifestaciones cesaron. En octubre pasado, Xi Jinping fue ratificado en el XX Congreso del Partido Comunista Chino, por tercera ocasión, como Secretario General del Partido, jefe del Ejército y presidente de China, luego que una reforma de 2018 que permitiera un tercer encargo; Xi ostenta el cargo desde 2012 y con la fuerza que esto representa se coloca en adelante como una figura fuerte sin contrapesos.
Por cierto, ese Congreso fue testigo de la incómoda expulsión de Hu Jintao, antecesor de Jinping, como muestra del poderío del actual presidente. Las medidas retomadas desde principios de este año por el gobierno Chino denominadas cero COVID, obligaron a distintas regiones al confinamiento y con ello se resintieron consecuencias económicas; las ciudades que presentan un
número significativo de contagios son obligadas a confinar a su población lo cual genera escases de mercancías, falta de movilidad de personas y productos así como restricciones de diversas actividades.
A finales de la semana pasa se registró un mortal incendio en la región de Xinjiang en la que diez personas perdieron la vida y otras nueve resultaron heridas, justo por las medidas de confinamiento los bomberos locales tardaron tres horas en dar respuesta al siniestro, lo que dio pie a las nuevas manifestaciones.
Las protestas iniciaron como una vigilia por las muertes de Xinjiang, sin embargo las consignas se han extendido hasta la renuncia de Xi Jinping, ante esta nueva situación el régimen Chino ha buscado censurar las manifestaciones; una hoja de papel en blanco es el símbolo de esta nueva ola de protestas el cual fue retomado de las anteriores ocurridas en Hong Kong. Quizá la movilización social pueda ser el contrapeso de Xi en este tercer encargo.
POR ABELARDO RODRÍGUEZ DESALES
SOCIÓLOGO
MAAZ
