COLUMNA INVITADA

Mitos alrededor de una trabajadora embarazada

Inmediatamente después de regresar de mi licencia de maternidad, el gerente de operaciones me despidió, me dijo que ya no era considerada una trabajadora apta, que la empresa necesitaba trabajadoras sin hijos

OPINIÓN

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Valeria González Ruiz / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Este testimonio se narra en la Contradicción de Tesis 422/2016 resuelta por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Les invito a analizarlo conmigo y descubrir todo lo que está mal en él.

En primer lugar, se trata de un caso de discriminación laboral por razón de maternidad. Aunque seguramente parece algo evidente para la mayoría de ustedes, el caso llegó a la Corte pues para algunos se trata de un despido justificado ya que la mujer no estaba embarazada cuando ocurrió. Sin embargo, es importante que sepan que existe un concepto derivado de la jurisprudencia llamado fuero de maternidad, que exige protección especial a las mujeres durante los periodos de embarazo y licencia postnatal.

Lo anterior es necesario debido a que algunos empleadores, ante la falta de información y para evadir la ley, esperan a que las mujeres embarazadas lleguen a término para despedirlas sin incurrir en una conducta ilegal pues, bajo su lógica “ya no están embarazadas”, pero lo hacen porque en el fondo están motivados por prejuicios y estereotipos alrededor de la maternidad.

Por otra parte, se trata de una protección especial debido a que exige de quienes están encargados de investigar e impartir justicia eliminar las barreras y obstáculos que colocan a las mujeres en una situación de desventaja en un momento en que de manera particular requiere de, por ejemplo, gozar de la atención médica necesaria y de las demás prestaciones de seguridad social que garanticen su bienestar y el del bebé.

En segundo lugar, este testimonio confirma lo que en nuestro informe La discriminación laboral por embarazo hemos evidenciado, que “comúnmente los empleadores comparten la idea de que las madres son más inestables y menos comprometidas y competentes en el trabajo, esto se relaciona con su poca adecuación a los estándares del trabajador ideal a diferencia de los hombres que son mayormente asociados con la idea de que son más comprometidos si están casados y son padres”. Por eso, aquella empresa no tiene problemas con que sus trabadores tengan hijos pues ellos no los cuidan, pero sí sus trabajadorAs.

Esto no solo es injusto con las mujeres, también con los hombres que quieren conciliar su vida familiar, personal y laboral, pero sobre todo con sus hijas e hijos que necesitan ser cuidados por su mamá y papá en igualdad de condiciones.

Lo peor de todo es que esta creencia parte del desconocimiento, la falsa creencia de que la mayor productividad se obtiene con trabajadores y trabajadoras que solo piensan en su trabajo 24/7; pero la realidad es que incentivar políticas internas que favorezcan la conciliación y promuevan la inclusión disminuye la rotación de trabajo hasta en un 60%, el ausentismo laboral en un 30%, aumenta el compromiso, lealtad y productividad de las y los colaboradores (Red del Consejo Coordinador Empresarial por la Primera Infancia).

Desafortunadamente este testimonio no es un caso aislado, es uno de los millones de casos que suceden día con día en este país. Algunos denunciados, otros callados, muchos otros incluso pasan desapercibidos por las propias mujeres víctimas que no sabían que eso que les pasó es discriminación y violencia.

Las y los empleadores, particularmente en el sector privado, tienen la responsabilidad de informarse, pero sobre todo la oportunidad de ser los agentes de cambio, la solución a esta problemática tan importante.

POR VALERIA GONZÁLEZ RUIZ
Coordinadora de Vinculación e Incidencia en Políticas Públicas de Early Institute.

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