Columna Invitada

El otoño del patriarca [II]

El Otoño del Patriarca está lleno de guiños a los conocedores de Rubén Darío. Inclusive él es un personaje del libro. Y hay un verso suyo, citado al descuido; un poema suyo, en prosa, que dice: “Había una cifra en tu blanco pañuelo…”

El otoño del patriarca [II]
Rubén Martínez Cisneros / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El acucioso investigador londinense Gerald Martin (1944) escribió el libro Gabriel García Márquez una vida, editado por Random House Mondadori 2009; por cierto, en una ocasión declaró el biografiado, “Todo escritor con principios debería tener un biógrafo inglés”.

Gerald Martin, considera al Nobel de Literatura 1982, “…el escritor más célebre que ha dado el “tercer mundo” y el mayor exponente de una corriente literaria, el denominado realismo mágico… tal vez sea el novelista latinoamericano más admirado en el mundo entero, así como quizá el más representativo de todos los tiempos de toda América Latina…”.

Acerca del realismo mágico, García Márquez, señala, “La vida cotidiana de América Latina nos demuestra que la realidad está llena de cosas extraordinarias…Después de escrito Cien años de soledad, apareció en Barranquilla un muchacho confesando que tiene una cola de cerdo”.

Además, agrega, en El Otoño del Patriarca, “es la imagen de un dictador muy viejo, inconcebiblemente viejo, que se queda solo en un palacio lleno de vacas…quienes se atrevieron a acercarse oyeron desastres de pezuñas y suspiros de animal grandes detrás de las paredes fortificadas, y una tarde de enero habíamos visto una vaca contemplando el crepúsculo desde el balcón presidencial, imagínese, una vaca en el balcón de la patria, qué cosa más inicua…”.

Acerca de El Otoño del Patriarca Gerald manifiesta, “Es propio de la presciencia de García Márquez que el primer libro después de Cien años de soledad fuera una novela que no solo afronta los riesgos de la fama y del poder antes de que lo engullera del todo…No se puede hablar de El otoño del patriarca en términos simplistas”.

Continúa, Gerald, “Ninguna obra de García Márquez se aproxima siquiera a la complejidad que ésta alcanza y que tal vez como mejor se ilustra es por el contraste entre la belleza atrayente de la imaginería poética del libro y la fealdad del asunto que trata… profundiza inequívocamente en su manera de abordar la problemática del poder y el amor”.

El autor de Doce Cuentos peregrinos sentía una admiración por el poeta nicaragüense Rubén Darío, en referencia a lo anterior, Gerald, asegura, “Darío, cuya infancia guardaba inquietantes paralelismos con la de García Márquez, se convertiría en uno de los principales dioses del Olimpo poético de los jóvenes colombianos”.

El propio García Márquez le confesó a Plinio Apuleyo Mendoza, ¿Te has dado cuenta de que allí hay versos enteros de Rubén Darío? El Otoño del Patriarca está lleno de guiños a los conocedores de Rubén Darío. Inclusive él es un personaje del libro. Y hay un verso suyo, citado al descuido; un poema suyo, en prosa, que dice: “Había una cifra en tu blanco pañuelo…”.

“…estaba tirado en el suelo, bocabajo, con el brazo derecho doblado bajo la cabeza para que le sirviera de almohada…su perfil estaba en ambos lados de las monedas, en las estampillas de correo, en los bragueros y escapularios…hacía muchos años se había llevado al ciego callejero que por cinco centavos recitaba los versos del olvidado poeta Rubén Darío…”.

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

EEZ

Temas