Es bien conocido en el mundo político y en el estudio de sus artes, que la continuidad de un proyecto de naturaleza social es imposible que se dé, sin una plataforma ideológica bien definida; pero también, es crucial para su continuidad, contar con objetivos medibles y cuantificables para poder posicionar de mejor manera un mensaje de progreso.
En este sentido, México tiene dos grandes desafíos por delante a resolver durante los años que están por venir: economía y seguridad; “las capacidades del próximo presidente se pondrán a prueba en estos dos temas,” ha declarado en una entrevista para un periódico de circulación nacional, uno de los aspirantes a obtener la candidatura presidencial por Morena, Marcelo Ebrard.
Y es que, desde la perspectiva de este personaje, “si un aspirante a presidente de la República no tiene claro cómo puede hacer crecer la economía del país al doble de lo que actualmente lo está haciendo y cómo resolver el problema de la inseguridad, no debería competir”. Y esa es quizás, la disyuntiva entre él y los demás aspirantes a la presidencia de la república-según puede apreciarse- radicará en la forma en cómo se logre interpretar el momento de cambios políticos y económicos que vive el mundo. En otras palabras, si el próximo ejecutivo federal, no tiene claro que el eje de desarrollo del país para las siguientes décadas es la geopolítica y su estudio constante, la nación estará perdida. Y es que toda la estrategia de políticas públicas internacionales y regionales en el mundo de la actualidad, gravita en torno a la traducción que hagan los países del contexto internacional y de la inteligencia estratégica para competir de mejor manera en el entorno económico mundial.
Lo que pocos personajes de la política entienden, es que las oportunidades de desarrollo para México pudieran estar a la vuelta de la esquina producto de lo que se sabe, es un momentum de movilidad tecnológica y de desarrollo evolutivo en todo el mundo.
Ebrard es notoriamente claro en este sentido, “Los próximos años serán retadores, el contexto internacional ofrece grandes oportunidades para México, si las aprovechamos podemos lograr algo parecido a lo que hizo Corea del Sur… Si no haces las cosas correctas, en lugar de crecer al doble seguiremos creciendo al 2%, 2.2% y vamos a tener inversión, pero no los 50,000 millones al año que se requieren”.
Y es que las coordenadas del desarrollo económico en México son evidentes, la próxima administración tiene que aterrizar, no solo el nearshoring y potencializarlo sí o sí; en suma, estará obligada a consolidar la seguridad de las cadenas de suministro de quienes quieren hacer negocios con Estados Unidos y ayudar mediante la transferencia tecnológica a los trabajadores nacionales para que puedan ser más competitivos en el mercado internacional.
México tiene hoy, una oportunidad estratégica de desarrollo, la cual no depende de un recurso natural solamente, sino de una realidad geopolítica generada por el estrés que se vive en el escenario mundial y la enorme incertidumbre que experimentan los inversores internacionales, lo cual, de acuerdo con muchos especialistas durará unos 20 años. Por ello, la conducción del país debe estar en manos de una persona ampliamente experimentada con visión de Estado y una visión holística y multifactorial de la geopolítica internacional original y dinámica. En ese sentido, Marcelo no solamente tiene el pulso de la dinámica de cambio internacional, sino que la vive continuamente, de acuerdo a su posición en el gabinete de gobierno.
Este personaje al igual que algunos conocedores del tema internacional considera que, para el próximo sexenio, lo estratégico va a ser el management, ese mecanismo que conduce los esfuerzos de los talentos de una organización los enfoca y desarrolla con el objetivo de hacer más competitivo el capital humano de una organización y, en este caso, de toda esa batería de oportunidades que, al país, ya se le están presentando.
Los años que están por venir en el contexto internacional son cruciales para el desarrollo y detonación de la economía nacional, México y su clase política, deben estar conscientes de la enorme oportunidad que la combinación del bono demográfico nacional en conjunto con las áreas de oportunidad que presenta el escenario internacional y regional son irrepetibles, por ello la importancia de elegir bien al próximo presidente(a), es vital para alcanzar dichos objetivos.
POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES
PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
MBL