A FUEGO LENTO

AMLO: el juego del testamento

Nadie conoce el contenido político de éste, pero muchos pelean para estar presentes y ver qué les toca en el corto, mediano y largo plazo

OPINIÓN

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Alfredo González / A Fuego Lento / El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Recién salió del hospital militar, tras su segundo contagio de COVID-19, el presidente Andrés Manuel López Obrador reveló que tiene un testamento para garantizar la estabilidad política del país, en caso de que ya no esté entre nosotros.

Muchos lo tomaron como un intento de imposición, porque la Constitución prevé qué hacer en caso de que fallezca. Otra lectura está relacionada con el legado y el orden que quiere imponer AMLO en caso de una súbita desaparición. Sea como fuere, nadie conoce los términos y condiciones del testamento. Y todo parece indicar que, en la familia de la política, pelean por conocer su contenido. Hacen todo para estar presentes y ver qué les toca.

¿Quiénes serán los herederos del testamento de AMLO?

En ese contexto se inscribe la pelea y la correlación de fuerzas de cara a la elección presidencial de 2024.

Por un lado está Claudia Sheinbaum, de la mano de Morena; por otro, Movimiento Ciudadano, de Dante Delgado, y en otra posición el PVEM, de Jorge Emilio González.

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Aunque en Morena hay tres visibles: Sheinbaum, Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard, sus huestes se están inclinando por la jefa de Gobierno.

Ebrard apuesta por la cercanía con Mario Delgado, pero éste está muy desgastado y quién sabe si le alcance para llegar a la sucesión presidencial.

Por otro lado, el ala dura de los morenistas dio un golpe que dejó tambaleando a Monreal. Y aunque diga que no se va de Morena, cada vez tiene menos posibilidades de ser candidato. Sin embargo, la salida se la puso en charola de plata el partido naranja.

Pero todavía no decide. Alberga la esperanza de que le toque algo del testamento presidencial.

En el caso del Verde, poco se dice de ellos. Su dueño, perdón, su eterno dirigente: Jorge Emilio, se convirtió en un factor de peso. Pone y quita a candidatos. Desde la sombra encontró uno de los negocios más lucrativos de la política: vender candidaturas al mejor postor.

Lo hizo en San Luis Potosí, con Ricardo Gallardo; en Chiapas, con Manuel Velasco; y ahora en Quintana Roo, con Mara Lezama y Laura Fernández.

Juega como mejor le conviene. Se alía con Morena y con el bloque de PRI, PAN y PRD, que, por cierto, está cada vez más disminuido. Y ahora no se descarta que pudiera ser la tabla de salvación del canciller, por cuyas venas corre sangre verde.

El PRI, de Alejandro Moreno; el PAN, de Marko Cortés, y el PRD, de Jesús Zamabrano, están muy lejos de acceder a cualquier cosa que tenga que ver con el testamento presidencial.

No pintan ni como familiares lejanos, basta con ver el maltrato del gobierno a los panistas. Les hacen creer que quieren acercamientos, pero AMLO no los necesita. Menos los considera en el juego del testamento.

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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “La enfermedad más peligrosa, después del doctor, es el testamento: más han muerto porque hicieron testamento, que porque enfermaron”.

POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
ALFREDO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALFREDOLEZ

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