Los cambios en el orden mundial son una condición intrínseca a la lógica del poder entendida desde su concepción más tradicional: la conservación del Estado y sus territorios.
Y es que esta concepción acerca del poder y sus múltiples derivaciones, son uno de los argumentos más simples, pero a la vez, más funcionales para tratar de entender lo que esta sucediendo en Ucrania y por que es tan importante este país para Estados Unidos y sus aliados occidentales en la zona euroasiática, así como para Rusia, en su etapa de expansión y consolidación económica en la misma región.
Para empezar, hay que entender que Ucrania es fundamental para Rusia por una serie de factores históricos, geopolíticos y económicos muy peculiares. Moscú sostiene que ambos países comparten un origen y una identidad que los une desde hace siglos, por lo que considera que los ucranianos son una parte inseparable de su nación. Al respecto seria fundamental recordar que el nacimiento de ambas naciones se sitúa hace 1.200 años en la Rus de Kiev. Esta federación de tribus eslavas dominó el noreste de Europa durante la Edad Media y tenía su epicentro en la capital ucraniana.
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Este momento histórico, para el nacionalismo ruso supuso el comienzo de su historia. Por esta razón, en Moscú se cree que todos los eslavos orientales comparten una única cultura, basada en el cristianismo ortodoxo, las raíces eslavas y el idioma ruso. Ucrania y Bielorrusia estarían incluidas en esa cultura, con los nombres tradicionales de Rusia Pequeña y Rusia Blanca, respectivamente.
Otro aspecto relevante es la interesante demografía de Ucrania: un 17 por ciento de la población del país se identifica con la etnia rusa y casi un tercio habla ese idioma como lengua nativa. La mayoría de estos habitantes se ubican en la península de Crimea, que Rusia se anexionó de facto en 2014, y especialmente en el Donbás. En esta región del este de Ucrania, Kiev y los separatistas libran una guerra desde ese mismo año. Y con el pretexto de proteger a esa población rusa en Ucrania, el Gobierno ruso ha efectuado acciones militares en el país vecino. Aunque también existen acusaciones por parte del gobierno ruso, de que, es Estados Unidos quién está financiando grupos de mercenarios para tratar de desestabilizar la paz que existe en la región de Crimea.
Mientras en el ámbito geopolítico, el control del gigante euroasiático de Ucrania es esencial para evitar la adhesión de este país a la OTAN y por ende a la Unión Europea, lo que pondría en riesgo el papel del país gobernado por Vladímir Putin, como potencia preponderante en la zona. Además, el Kremlin cuenta con intereses económicos en el país vecino, ya que, el Estado ucraniano representa una de las principales economías del espacio postsoviético y alberga gran parte de la red de gasoductos rusos que suministran este insumo a Europa.
Para el presidente Putin, el Estado ucraniano se encuentra en la esfera de influencia de Moscú; de ahí que cualquier injerencia occidental le resulte inaceptable.
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La postura del kremlin respecto a Ucrania también esconde intereses geopolíticos, debido a que, la idea de que existan bases de la OTAN en el corazón de la cultura rusa es una línea roja para Putin y una amenaza latente a su espacio aéreo. Después de que las repúblicas bálticas —Lituania, Letonia y Estonia— pasaran de la Unión Soviética a la órbita europea, una hipotética adhesión de Ucrania al bloque occidental dañaría la posición de Rusia en la zona y colocaría a Estados Unidos a las puertas de su frontera occidental.
En ese sentido, una Ucrania hostil podría amenazar la supervivencia de Rusia. Lo que está por suceder en Ucrania y sus alrededores, no solo determinará las coordenadas geográficas de la distribución del gas en todo Europa, sino que además será un elemento determinante para entender la expansión económica de Estados Unidos en la región euroasiática de manera preponderante y un virtual debilitamiento de las relaciones comerciales entre Europa oriental y el gigante soviético.
POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES
PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
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