COLUMNA INVITADA

México, a favor de la tiranía en Nicaragua

Hay una clara preferencia por los tiranos y por el ataque constante a las instituciones democráticas

OPINIÓN

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Mariana Gómez del Campo / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El apoyo a las dictaduras en el continente por parte de Andrés Manuel López Obrador no puede ser más claro, y su disposición por respaldarlas y brindarles ayuda es cada vez más grande. Esta semana en Nicaragua el tirano Daniel Ortega cimentó su régimen después de haber encarcelado a todos los líderes de oposición, y a más de 170 críticos y opositores, silenciando también a los periodistas. Está comprobado que han habido crímenes de lesa humanidad después de las protestas de 2018 y que al menos se usan 38 métodos de tortura en los prisioneros políticos.

Sin embargo, y a pesar de esto, el inquilino de Palacio Nacional insistió en enviar un representante de nuestro país para dejar claro su apoyo a una farsa que tuvo una abstención de 80 por ciento. Una de las peores decisiones de política exterior en este gobierno al cual le seguimos sumando errores. Hoy nos preguntamos: ¿hubo presión de Nicaragua para México de acudir a legitimar el robo de Ortega?, y ¿por qué el Presidente tomó una decisión distinta a la del canciller?, ¿qué acaso ya no hay buena comunicación?

En los últimos tres años de gobierno, la administración morenista se ha empeñado en hacer uso de la diplomacia mexicana para promover sus intereses y peor aún, brindar sustento a los segmentos más radicales y autócratas de la región. La intención de López Obrador de ser líder en la región no se va a materializar dando respaldo a regímenes sancionados por la comunidad internacional y condenados por sus prácticas antidemocráticas, que demuestra una tendencia peligrosa en México.

Por supuesto, sin mencionar la nula capacidad del Presidente por desenvolverse a nivel personal en los foros internacionales. Lo que está ocurriendo es una debacle en nuestro posicionamiento ante el mundo, malgastamos la credibilidad, demostramos poca profesionalidad y observamos cómo perdemos la capacidad de hacer escuchar nuestra voz entre las demás. En los últimos dos años, con la pandemia presente en todos los ámbitos, el gobierno de Morena utilizó a la diplomacia mexicana como instrumento para obtener vacunas y negociar con otros países.

El problema es que está convirtiendo a un sector de la función pública con gente muy capaz, como lo es el Servicio Exterior Mexicano (SEM) en otra rama inservible de una administración inútil, ineficiente y fracasada. La cancillería descuidó por completo la gran tradición diplomática mexicana y ahora está al servicio de una facción que sólo pretende usarla para ayudar a los tiranos de la región y solapar en organismos internacionales sus violaciones a derechos humanos como lo hemos visto en la Organización de los Estados Americanos (OEA) y en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Pensemos en el viejo refrán que dice “dime con quién andas, y te diré quién eres”, y es que hay una clara preferencia por los tiranos y por el ataque constante a las instituciones democráticas. Empieza a haber muchas coincidencias, historias parecidas y estos gobiernos no se olvidan de ningún punto del manual para mantener el control y el poder.

POR MARIANA GÓMEZ DEL CAMPO
SECRETARIA DE ASUNTOS INTERNACIONALES DEL PAN
@MARIANAGC

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