MISIÓN ESPECIAL

¿Es posible la unión latinoamericana?

Desde la Carta de Jamaica, de Simón Bolívar, hasta las iniciativas más recientes como Mercosur y Celac, hemos soñado con la integración

OPINIÓN

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Martha Bárcena Coqui / Misión Especial / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El discurso del presidente López Obrador ante la Celac planteó dos temas dignos de discusión: el futuro de la OEA y el modelo de integración continental. 

Desde nuestra independencia, los latinoamericanos aspiramos a la unidad dentro de la diversidad, con base en la cultura y la lengua. Desde la Carta de Jamaica, de Simón Bolívar, hasta las iniciativas más recientes como Mercosur y Celac, hemos soñado con la integración. 

En cambio, Estados Unidos privilegió el libre comercio en la relación con América Latina e intervino en múltiples ocasiones en asuntos internos de los países latinoamericanos. 

En ese contexto histórico, cabe preguntarse si las propuestas del presidente López Obrador, que parecen contradictorias, tienen viabilidad: la sustitución de la OEA por otro mecanismo que no incluya a EU y, al mismo tiempo, el establecimiento de un esquema de integración que incorpore a Estados Unidos, Canadá y Brasil (que se retiró de la Celac) bajo el modelo de la Unión Europea. Respecto a la sustitución de la OEA, me parece que la visión mexicana es parcial. La perspectiva de la cancillería sobre la OEA está permeada por la ideología sesentera, así como una animadversión personal a su secretario general.

No toma en cuenta las contribuciones de la OEA a la codificación del derecho internacional, que incluyen la Convención sobre el derecho de asilo, la Convención de San José sobre Derechos Humanos y sus instituciones; la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, así como la Carta Democrática Interamericana, adoptada en 2001, para sancionar a los Estados Miembros que sufran rupturas institucionales como golpes de Estado.  Pensar sustituir a la OEA por un mecanismo como la Celac, sin Secretariado, y sin Estados Unidos y Canadá es, por decir lo menos, ingenuo.

Respecto a la posibilidad de negociar un modelo similar a la UE y convencer a EU, Canadá y Brasil que participen, demuestra también un desconocimiento de las características y la evolución de la Unión Europea. Al proponerlo, las autoridades mexicanas están imaginando una institución que permita la libre circulación de personas además de capital, bienes y servicios. También quisieran la transferencia de recursos como cooperación al desarrollo que países como España recibieron de la UE. Pero desconocen que la Unión Europea es el máximo ejemplo de cesión de soberanía nacional a una institución supranacional y que la transferencia de recursos se hizo con la premisa de igualar el campo de juego. 

En síntesis, las ideas propuestas quieren dejar fuera a Estados Unidos de un mecanismo de diálogo y cooperación política, pero pedirle que sea parte y contribuyente principal de un esquema de integración económica.

Discutamos seriamente estos temas fundamentales para el futuro de México y el continente, pero sin ideologización y manipulación con fines electorales.

POR MARTHA BÁRCENA COQUI
MARTHA.BARCENA@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@MARTHA_BARCENA

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