Soy un convencido de que la docencia es un apostolado. Los maestros, los verdaderos maestros, deberían ser –junto con los policías– de los profesionales mejor pagados en México por su papel trascendental en la vida y la formación de los individuos. Incluso, más allá de las aulas y de los libros. Los maestros son, después de los padres, formadores de mujeres y hombres de bien.
En México, la pandemia de coronavirus avasalló también a la educación que ahora enfrenta el desafío de regresar a clases presenciales en las escuelas. Aunque llueva, truene o relampaguee, sin los maestros esta misión será imposible. El gobierno tiene la obligación de garantizar las condiciones para un regreso seguro, responsable y realista. Se debe hacer un recorrido y registro escuela por escuela, aula por aula en todo el país, para que las autoridades municipales, estatales y federales hagan lo necesario para que los planteles estén en condiciones de recibir a los alumnos, tras casi año y medio de suspensión.
El fin de semana, los órganos nacionales del SNTE y los secretarios seccionales sindicales de todo el país acordaron por unanimidad contribuir a que, en el regreso a clases presenciales, las escuelas sean espacios seguros, más seguros incluso que muchos otros que hoy permanecen abiertos. Hasta este momento, no se sabe de ningún programa gubernamental de evaluación de las escuelas que han permanecido vacías y abandonadas 18 meses. Hoy, muchos planteles están destruidos, saqueados. Ya se sabía que el abasto de agua potable y electricidad no era condición garantizada en todas las escuelas antes de la pandemia. Hoy se desconoce el estado real del mobiliario, servicios e instalaciones.
El regreso a clases presenciales no se dará por una orden autoritaria, sino cuando los maestros y padres de familia se sientan tranquilos; cuando los alumnos estén tan seguros en las aulas como en sus casas. Que no haya duda, el magisterio ha respaldado desde el primer momento a López Obrador. Son los funcionarios de la 4T quienes no están a la altura del reto. Incluso, los maestros fueron los primeros en vacunarse para reanudar clases presenciales. Los meses han pasado y CanSinio Biologics anunció que se necesitará un refuerzo. Aún así, el profesor Alfonso Cepeda, secretario general del SNTE, mantiene comunicación permanente con la maestra Delfina Gómez, para hacer realidad el regreso a las aulas de manera segura. Incluso, para gestionar la vacunación del personal docente que falta.
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BON APPÉTIT: El TEPJF, una vez que amaine su crisis, debe pronunciarse sobre la elección para gobernador de Nuevo León. Hay tres vertientes de irregularidades en torno de la campaña del candidato ganador, Samuel García. Mañana le contaré.
POR ALEJANDRO CACHO
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