COLUMNA INVITADA

Necesitas mirarlo

Siempre he pensado que las cosas están ahí, pero no existen para nosotros si no las miramos...

OPINIÓN

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Laura Elena Gerdingh / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Como me quedé ardida porque no pude hacer cima en el Izta la semana pasada, ahora estoy muy aplicada entrenando.   

Hoy tenía dos horas libres entre una supervisión y un seminario a los que asisto cada semana en Coyoacán. Como estaba muy cerca de los Viveros, me fui preparada para entrenar durante el tiempo de espera.  

Me dirigí ahí con mi ropa deportiva, mis ganas de alcanzar mi objetivo y la fuerza de voluntad que voy a requerir para lograrlo.  

Correr sola siempre me conecta con mis pensamientos, que se encuentran a diversas profundidades de mi mente. Durante esta semana he escuchado un programa de televisión de filosofía que se transmitió en Argentina y ha dejado varias preguntas dando vueltas en mi cabeza.

Una de ellas es: “Creamos el mundo en el que vamos viviendo o caemos en un mundo ya creado?.”  Yo me inclino por la primera. Siempre he pensado que las cosas están ahí, pero no existen para nosotros si no las miramos... mi recorrido opinó como yo. 

Mientras corría, pude observar varias escenas que me parecieron maravillosas , que estaban ahí para que cualquiera las disfrutara.  Pero si no reparas en ellas no puedes apreciarlas.

Me derretí al ver a un papá corriendo despacio para que sus hijos pudieran correr a su ritmo. 

Me divertí viendo al clásico grupo de amigas chismeando mientras corren o quizá corriendo mientras chismean.

Me sentí inspirada al observar al admirable equipo de deportistas de alto rendimiento entrenando, haciendo gala de una fuerza y determinación que motivan.  Experimenté gran ternura cuando pasó alguna mamá que entre desvelos, pañales y mamilas encontró el tiempo para salir a correr empujando la carriola.   

Mi corazón se llenó de empatía al apreciar el paso de un enfermo que caminaba del brazo de una enfermera.   Se notaba que le costaba trabajo moverse, y que aún así, ese día decidió levantarse y luchar, en lugar de darse por vencido. 

Sonreí al ver discretamente a la pareja de enamorados que nunca falta, que no van a ejercitarse, van a disfrutar del tiempo que corre a otro ritmo bajo las sombras de los árboles y del amor.   

Seguí sonriendo cuando pasaron frente a mi un par de amigas con sus hijos, que exploraban alrededor de ellas, cuyas voces son tan alegres como los cantos de los pájaros.  Suspiré al ver  a alguien con el pelo totalmente blanco, en cada uno de sus cabellos se había rendido el color al paso del tiempo. Alguien, que no me recuerda a nadie en especial, pero a la vez evoca a tantos.  

Alguien que camina a su paso y busca el lugar ideal para sentarse a leer, sabiendo que está en ese momento en el que se ha ganado ya el derecho a disfrutar de la vida.   Alguien que seguro es mucho más sabio que nosotros, pero no lo anda presumiendo. 

Me reí cuando encontré una ardilla traviesa que corría con un cacahuate en la boca.  Trepó a un árbol con su botín. Cuando alcanzó suficiente altura como para sentir  que ya estaba en un lugar seguro se dedicó a disfrutar su manjar.  Me estremecí ante mi escena favorita del día, una raíz milenaria que asombra, impone, intriga.... embellece.  

También esos momentos son ideales para mirarnos a nosotros mismos, de pronto, no hubo nada más que mi más fiel compañera, mi sombra... siempre presente, pero no siempre igual. 

Eso pasa cuando corremos, el encuentro  con nosotros mismos se vuelve inevitable.  Todo eso está ahí, pero podemos pasar de largo y perdérnoslo. Para que las cosas y los momentos existan hay que mirarlos, y para que sean maravillosos hay que apreciarlos...  pasa igual con nuestros seres queridos.   Tú ¿ya los miraste/apreciaste hoy?

POR LAURA ELENA GERDINGH
PSICOTERAPEUTA/SPEAKER
@LGERDINGH

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