COLUMNA INVITADA

La undécima musa

A más de 100 años de su nacimiento, Guadalupe “Pita” Amor continúa siendo recordada como una de las mujeres más polémicas de su época, aunque la mayor parte de su vida estuvo dedicada a la poesía

OPINIÓN

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Bernardo Noval/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hija de una familia acomodada que llegó a la Ciudad de México en la época de la Revolución Mexicana, desde joven se relacionó con las figuras más importantes del círculo intelectual de la ciudad; gracias a sus visitas a los primeros eventos culturales que tenían lugar en el Palacio de Bellas Artes, además de su asistencia recurrente a exhibiciones de un grupo de artistas exitosos que promovía la Galería de Arte Mexicano, espacio fundado por sus hermanas Carolina e Inés.

Por un tiempo, durante su juventud, Pita incursionó en el teatro y el cine, donde dejó una huella gracias a su carácter y personalidad avasalladora. Sin embargo, su carrera dio un giro radical, ya que en 1946 sorprendió a la élite cultural en nuestro país, con la publicación de su primer libro de poemas Yo soy mi casa. A partir de este momento, publicó una serie de ediciones exitosas elogiadas por grandes personajes de la literatura, como Alfonso Reyes y Albert Camus, las cuales la llevaron a todo el mundo, Centro y Sudamérica, España y el resto de Europa.

Por otro lado, para ella siempre fue igual de importante su impresionante atractivo físico. Su presencia dejaba huella para todos los que la conocían, era un huracán o un astro de otro sistema solar. Como la recuerda su principal biógrafo Michael Schuessler: “No tenía ningún pelo en la lengua, te decía lo que pensaba, ya fuera destructivo o hiriente. Tenía dos cosas impresionantes además del talento poético: su memoria, nunca se equivocaba al recitar a los poetas que le gustaban que eran sobre todo los clásicos españoles y, la segunda, era su agudeza mental, no dejaba títere con cabeza”.

Por su belleza, personalidad e inteligencia, esta icónica mujer mexicana fue motivo de inspiración y amiga de los artistas, intelectuales y políticos más reconocidos de su época, tales como Juan Soriano, Diego Rivera, Salvador Dalí, María Félix, Pablo Picasso, Juan José Arreola, Pablo Neruda, entre muchos otros.

Tal como se muestra desde su soneto “A mí me ha dado”, Pita Amor se reconoce creativa, potente, autónoma, segura, intelectual, pero también sensual. La perfecta métrica de su producción, el acervo gramático, la sonoridad, el ingenio y el encanto de cada escrito, justifican plenamente que Salvador Novo la llamara “la undécima musa”, en referencia a Sor Juana. “A mi me ha dado por escribir sonetos como a otros les da en hacer sonatas, lo mismo que si fueran corcholatas, etiquetas, botones o boletos”, aseguraba la poeta.

Escandalosamente, Pita posó ante algunos de sus amigos artistas tal y como se mostraba en su poesía; desnuda. Para Diego Rivera, posó en múltiples ocasiones de las cuales resultaron tres obras: la más conocida un óleo de su rostro que pertenece a la colección Dolores Olmedo, un retrato de cuerpo completo desnudo y un dibujo a lápiz que usó como portada de “Yo soy mi casa”, publicado en 1946. Le gustaba mostrarse desnuda o vestirse con mantones reveladores, gasas transparentes y sin ropa interior, siendo precursora de la liberación sexual femenina.

“Yo de niña fui graciosa, de adolescente llorona, en mi juventud cabrona y en mi verano impetuosa”, aseguraba esta gran mujer.

POR BERNARDO NOVAL
CEO MUST WANTED GROUP
@BERNIENOVAL
@MUSTWANTEDG 

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