La importancia del tema migratorio en la política estadounidense tendrá un impacto en las relaciones entre México y Estados Unidos, al convertirse en una papa caliente doméstica para el gobierno de Joe Biden.
La crucial política del problema se refleja en la decisión de nombrar a la vicepresidenta Kamala Harris a la cabeza de una comisión especial para abordar la situación de los migrantes en la frontera.
Harris anunció su intención de visitar México y Guatemala, en su primer viaje al exterior, con los cuales habría un acuerdo para detener los flujos de indocumentados desde los países del Triángulo Norte de Centroamérica.
El grupo tomará las funciones que temporalmente se habían asignado a la exembajadora Roberta Jacobson, considerada como Zar de la frontera, en una posición de coordinación entre el Consejo Nacional de Seguridad y el Departamento de Seguridad Nacional.
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La presencia de Harris en el problema presta autoridad y peso burocrático a la coordinación entre las diversas dependencias gubernamentales a cargo de abordar las dificultades de la frontera, en los que tienen considerable impacto el flujo de migrantes.
La importancia política asumida por el problema será determinante para la relación bilateral, así como ocurrió durante el gobierno de Donald Trump. Sólo que esta vez las peticiones de apoyo fueron hechas con discreción y sin recurrir a amenazas públicas.
Una de las decisiones que será afectada por esa posición va a ser el puesto del embajador en México, actualmente en consideración y para la que Biden elegirá entre tres aspirantes.
De acuerdo con trascendidos divulgados el martes, el gobierno de Biden verifica los antecedentes de Ken Salazar, un exsenador demócrata por Colorado y exsecretario del Interior, para que se haga cargo del puesto.
Pero el mero hecho de la filtración subrayó la naturaleza y la importancia política del nombramiento.
En 2012, Salazar autorizó la explotación de yacimientos petroleros en el Ártico, que llevó a que grupos ecologistas lo acusaran de vínculos con las industrias petrolera, minera y agroindustriales.
Según reportes en Washington, Salazar, que copresidió la campaña de Biden para los latinos, cabildeó agresivamente por el puesto.
Otro postulante es Bill Richardson, el exdiputado y exgobernador de Nuevo México, de madre mexicana, que se hizo famoso por sus misiones diplomáticas por fuera de los canales oficiales, que lo llevaron lo mismo a Cuba que a Corea del Norte, y a servir como conducto bajo la mesa en la relación bilateral.
Igualmente Joaquín Castro, un nativo de Texas, que en 2019 hizo un intento por buscar la candidatura presidencial demócrata y luego respaldó la nominación de Biden. Castro fue alcalde de San Antonio, secretario de Vivienda durante el régimen de Barack Obama y es hermano gemelo del influyente diputado demócrata Julián Castro.
Por JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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