COLUMNA INVITADA

Huitzilac, el fracaso del mando coordinado

Ejemplo de lo anterior fue lo sucedido el pasado 30 de septiembre en Huitzilac, Morelos, donde dos presuntos secuestradores fueron linchados, incluso uno de ellos quemado aún vivo, por parte de la turba enardecida sin que nadie fuera capaz de evitarlo

OPINIÓN

·
Facundo Rosas / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Durante los últimos años hemos escuchado decir a presidentes municipales, gobernadores y el propio presidente de la República que como parte de su estrategia de seguridad construirán un "mando coordinado" en el que participen los tres niveles de gobierno, sin saber a ciencia cierta que en los hechos dicho concepto no se puede materializar.

Me refiero a que una cosa es mandar y otra, muy diferente es coordinar, pero en el discurso vende y vende muy bien, sobre todo si se trata de no asumir la responsabilidad cuando las cosas no salen bien, una suerte de "Fuenteovejuna" pero ahora del lado de la autoridad.

Ejemplo de lo anterior fue lo sucedido el pasado 30 de septiembre en Huitzilac, Morelos, donde dos presuntos secuestradores fueron linchados, incluso uno de ellos quemado aún vivo, por parte de la turba enardecida sin que nadie fuera capaz de evitarlo.

Al existir lo que el gobierno del estado de Morelos denomina "mando coordinado", la autoridad municipal no asumió como suyo el problema que representaba el hecho de que los dos detenidos hayan sido ingresados a los "separos" de la cárcel municipal mientras se definía su situación jurídica, momento que fue aprovechado por los habitantes del pueblo para sacarlos y hacer justicia por propia mano.

Solo así se explica que la policía estatal se haya enterado a través del teléfono 911 que una turba estaba sacando a los detenidos y comenzaba a golpearlos en la misma presidencia municipal y que los escasos 10 policías municipales no pudieran contenerlos, además de que los refuerzos no solo fueran insuficientes sino que tardaran en llegar, mientras los vecinos golpeaban ante la cara atónita de los policías locales, sin tener claridad de lo que les tocaba hacer en ese momento.

En esta suerte de confusión ni la policía estatal fue capaz de enviar más elementos a una población ubicada a menos de media hora de la capital del estado, como resultado de la gran confusión que genera el ya famoso "mando coordinado", en el que dicho sea de paso nadie coordina y mucho menos manda.

Por si esto no fuera, la Guardia Nacional tampoco alcanzó a llegar de forma oportuna pese a que se encuentra a la misma distancia que la policía estatal, ya la toma de decisiones y el miedo de aparecer como "represora" retrasa todo y lo hizo más complejo.

Del Ejército Mexicano mejor ni hablamos, porque quizá no le correspondía, pero su sede se encuentra a una distancia menor, ya que se ubica al final de la carretera libre Mexico-Cuernavaca cuya derivación lleva directamente a Huitzilac.

El saldo de esta cadena de retrasos confusiones y errores en la línea de mando fue la pérdida de dos vidas humanas más allá de que si eran culpables de secuestro y tenían antecedentes de haber ingresado a prisión con anterioridad.

Esto no sucedería si cada una de las instituciones hiciera lo que le corresponde conforme a sus atribuciones y no estar esperanzado a lo que dice alguien que en el organigrama institucional no aparece y en la ley menos, me refiero al titular del "mando coordinado", simplemente porque no existe más que en la cabeza de los políticos y en este caso los futbolistas.

Al final de la tragedia el único que salió a dar la cara, y eso obligado por las circunstancias, fue el secretario de gobierno quien para evadir la responsabilidad de no haber actuado a tiempo y con contundencia señaló que en la evaluación de riesgos se determinó que los policías corrían riesgos si trataban de contener al pueblo enardecido y que para no correr peligro mejor no intervinieron.

Incluso dijo que él asumía la responsabilidad de los hechos pero sin que pusiera su renuncia en el escritorio del gobernador, sabiendo que no pasaría nada porque lo que es en este gobierno y en el nivel federal no pasa nada, solo exigían airadamente la dimisión de los funcionarios de primer nivel en otros tiempos, en otros gobiernos. Hoy el discurso gira en torno al dicho presidencial de que las cosas son diferentes, no somos iguales.

Esta situación no es nueva y me recuerda el 23 de noviembre de 2004 cuando en San Juan Ixtayopan, Delegación Tláhuac, una turba enardecida linchó a tres elementos de ella entonces Policía Federal Preventiva sin que las autoridades locales fueran capaces de hacer algo y hoy el entonces jefe de gobierno del Distrito Federal es el presidente de la República y el secretario de Seguridad Pública de aquellas fechas hoy es canciller.

En esa ocasión el hoy secretario de Relaciones Exteriores llegó a declarar que de la sede más cercana de policía del DF a San Juan Ixtayopan, lugar del linchamiento, se hacían entre una hora y media y dos horas, por eso los refuerzos de la policía capitalina y sus mandos no alcanzaron a llegar para intervenir; el saldo de dicha confusión y el miedo a aparecer como "represores" fue de dos elementos de la PFP acusados de secuestradores muertos.

En síntesis, en política y en seguridad no hay coincidencias, las cosas salen mal cuando hay confusión, cuando todos mandan y nadie manda, y el caso Hutzilac es el más vivo ejemplo del fracaso del "mando coordinado". A otro perro con ese hueso, lo que hace falta es que haya resultados no solo excusas, pero igual que en aquella ocasión y a pesar de que el entonces presidente Vicente Fox cesó al secretario de Seguridad Pública del DF al final no pasó nada y hoy es canciller. En el caso de Huitzilac tampoco pasará nada, esa es la línea de trabajo de éstas y de las autoridades de aquel ya lejano 2004.

POR FACUNDO ROSAS
EXCOMISIONADO DE LA POLICÍA FEDERAL

PAL