Finalmente, concluyó la gestión de Donald Trump. Desde fuera, el sentimiento generalizado es de alivio. Pero la lección más importante de la llegada de Biden es la resiliencia de (media) sociedad y la democracia norteamericanas, que lograron sobrevivir aunque a un altísimo costo que no pocos alertaron. Dos días después de la elección de Trump en 2016, Masha Gessen publicó un premonitorio articulo condensando su propia experiencia de vida bajo regímenes autoritarios.
Vistas hoy, sus Reglas de Sobrevivencia* resultan de una escalofriante exactitud.
Regla #1: Creerle al personaje. El autócrata dice lo que piensa y cumple lo que dice. Hay que evitar racionalizar sus intenciones o creer que está exagerando. Al contrario, una vez en el poder hará que el sistema y el partido se doblen para acomodarse a sus posiciones radicales.
Regla #2: No dejarse engañar por pequeñas muestras de normalidad . El miedo puede neutralizarse con falsas acciones o palabras que aparenten estabilidad. Incluso en medio de las catástrofes, hay momentos de tranquilidad.
Regla #3: Las instituciones no serán suficientes. A Putin le tomó un año controlar a los medios y cuatro desmantelar el sistema electoral; el Poder Judicial se colapsó inadvertidamente. La democracia estadounidense es más fuerte, pero se requiere de la voluntad de todos los actores para preservarla.
La prensa será de las primeras víctimas. En todo caso, los datos objetivos serán rebatidos con la visión conspiracionista y la repetición de mentiras.
Regla #4: Hay que indignarse. No ceder a la normalidad y mantener la capacidad de reacción. Además del enorme poder político que ganó, Trump estará obsesionado con alcanzar niveles totalitarios de popularidad (como los de Putin) y lo hará movilizando permanentemente a su base.
Regla #5: No pactar. Eso hicieron los republicanos, como Ted Cruz, que lo repudiaron en campaña y lo arroparon cuando ganó. Habrá quienes abogarán por la colaboración, ignorando el poder corruptor de la autocracia que acabará por destruirlos.
Regla #6: Recordar el futuro. Nada es para siempre, incluido Trump y el Trumpismo, en la medida en que esté centrado en su persona. Los Demócratas perdieron porque no ofrecieron un futuro que contrarrestara la oferta populista de Trump de volver a un pasado imaginario. La clave es reforzar las instituciones democráticas y resistir.
En su discurso inaugural, Joe Biden aludió a la fragilidad de la democracia. Después de lo sucedido en el Capitolio y la “incivil guerra” atizada por Trump durante cuatro años, queda claro el daño que una sola persona puede infligir a un país, incluso el más desarrollado. La pregunta es si otras sociedades menos institucionales podrían sobrevivir un embate similar. Por ello conviene atender las señales.
POR VERÓNICA ORTIZ
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