En ‘fast-track’, la Fiscalía General de la República exoneró al general Cienfuegos. El resultado: hoy existen más dudas y preguntas que antes. Sin mencionar los cientos de contradicciones en que no hace mucho cayeron varios miembros de la 4T.
Empezando con John Ackerman y Antonio Attolini. Cuando se detuvo al general en retiro en Estados Unidos, el primero dijo en su cuenta de Twitter que ello era un logro de nuestra administración federal. El segundo no dejó pasar la oportunidad de recordarnos que Cienfuegos había sido oficial mayor de la Sedena con Felipe Calderón y secretario con EPN, rematando con un: “no hay delincuencia uniformada con López Obrador”.
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Pero la mejor y más recordada es la de Marcelo Ebrard, quien ya con Cienfuegos encarcelado en los EEUU, dijo en plena mañanera: “sería muy costoso para el país, casi suicidio político, haber logrado que se desestimaran los cargos de Cienfuegos, traerlo [a México] y luego no hacer nada”.
Vaya, nada de lo anterior —y más— impidió que en la mañanera de la Presidencia, el día de ayer López Obrador dijera que apoya la decisión de la Fiscalía.
Acto seguido pasó a externar la instrucción a su gabinete para hacer público el expediente de Cienfuegos, lo cual es una patraña. Empezando porque el mismo ya es público gracias a Estados Unidos; país que, a diferencia del nuestro, por ley exige se abran los expedientes. Una simulación de AMLO, pues.
Una pantalla que muchos de la sociedad se traga enterita ya que estamos acostumbrados a que en México a duras penas se consigue transparentar algo por el estilo, y eso solo gracias al INAI. Jamás por intervención, digamos, de la Función Pública. No, esta dependencia siempre encuentra razones para que por cuestiones de ‘seguridad nacional’ no se pueda accesar a información sobre compras o adquisiciones gubernamentales, y muchos etcéteras.
La disculpa que ofrece López Obrador por dar a conocer el expediente estadounidense es igual de falso que decir que es gracias a él que se dará a conocer. Como se estableció antes, eso ya lo hizo EEUU. En todo caso, lo interesante sería conocer, no el expediente, sino los testimonios y las pruebas aportadas en el caso, y eso no se revelará pues sería poner en riesgo a los testigos.
Pero si a esas vamos, tomándole la palabra al presidente, es un buen momento para que dé a conocer la corrupción que supuestamente rodeaba al NAICM; o cuánto y cómo se dio dinero a través de Morena a los damnificados del terremoto del 17; o, también, los detalles de la corrupción de los 109 fideicomisos que fueron desaparecidos por la 4T. Lo mismo el porqué sigue el desabasto de medicinas en nuestro país. Y, finalmente, que abra al público su expediente médico como lo viene prometiendo desde hace dos años. A todo esto se ha comprometido López Obrador, pero la información sigue brillando por su ausencia.
La decisión que tomó la ‘fiscalía de Palacio’ de exonerar al general Cienfuegos abre un nuevo frente en la relación de nuestro país con Estados Unidos. Por lo pronto, la oficina para asuntos latinoamericanos en Washington (WOLA) a través de Twitter (5 comentarios) dijo que “con una corrupción endémica de alto nivel e impunidad militar”, el no ejercer acción penal contra Cienfuegos constituye una prueba del fracaso de la lucha contra de la corrupción en el país.
La DEA todavía no se pronuncia al respecto de que el presidente de México se aventó a decir “la acusación que se le fabricó [a Cienfuegos]... por parte de la DEA”, y que “el gobierno que represento secunda, avala y respalda la decisión de la Fiscalía”, aunque ya anunciaron que se reservan el derecho de volverlo a procesar. En todo caso, es interesante el doble rasero de nuestro primer mandatario hacia Estados Unidos: felicita a dicha agencia por la aprehensión de García Luna, pero dice que fabrica delitos.
Eso sin mencionar que es muy grave su decir y puede tener implicaciones importantes en la relación bilateral, pero aún más importante en la escalada de la inseguridad en México. Curioso que dice no opinar nada de lo que pasó en el Capitolio por tratarse del gobierno de otro país, pero no tiene empacho en tachar de falsaria a la DEA.
Pero el caso Cienfuegos no solo levanta ámpulas en la relación binacional. Muestra una Fiscalía cuya autonomía está cuestionada; una velocidad exprés para exonerar al militar (5 días), mientras que con otros individuos se vuelve imposible acceder a una averiguación previa rápida (¿verdad Rosario?).
Es también una apabullante muestra del poder ejercido por los militares dentro del gobierno actual. De entrada ensombrece el panorama demócrata y civil de cualquier gobierno.
Tristemente el caso Cienfuegos valida la percepción de todos que algunos gozan de impunidad en nuestro país. Y que si hay alguien que barre la corrupción solo para taparla, es el propio presidente.
El gobierno federal recorta presupuesto para las fiscalías anticorrupción, quiere silenciar al INAI (quien hace evidente que existe corrupción en todas las áreas del gobierno) y pone en superlativo la frase de Benito (Juárez, no Bodoque): “para los amigos la justicia y la gracia, para los enemigos, la justicia a secas”. Aunque muchas veces, ni siquiera eso.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO