El año pasado nos dejó mucho dolor. Dolor físico, mental, emocional y espiritual, y aunque es urgente pasar la página y trazar mejores caminos, la realidad sigue siendo absoluta y no se puede ni se debe ignorar.
El Gobierno Federal empieza el año con las imágenes del subsecretario López-Gatell vacacionando sin hacer caso de los protocolos sanitarios indispensables para mitigar los contagios del virus que él está encargado de combatir y que ya le quitó la vida a más 130,000 mexicanas y mexicanos.
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Nuestro país es uno de los que peor han manejado la pandemia y cada día es más evidente la falta de control.Tenemos la mayor tasa de letalidad en el mundo (8.8%), somos de los países que menos pruebas realiza y somos el lugar en donde se ha dejado morir más personal del sector salud por falta de insumos adecuados.
El 6 de enero, día en el que el subsecretario López-Gatell seguía concentrado en explicar sus vacaciones, fue el peor día de la pandemia con 13,345 nuevos casos y 1,165 fallecimientos; también el 6 de enero fue día de las enfermeras y enfermeros, y en lugar de reconocer a quienes arriesgan la vida todos los días para atender a los demás, se atendía la crisis mediática de las imágenes en la playa.
Un día después se confirmaron 13,734 nuevos casos (rompiendo la marca del día anterior) y 1,044 defunciones, pero López-Gatell no estuvo presente ya que, con el claro objetivo de apagar y distanciarse del escándalo, hizo una gira internacional absolutamente innecesaria.
Después de todo lo anterior lo lógico y lo que pasaría en cualquier país es que tendría que renunciar el subsecretario López-Gatell, pero en lugar de eso, el presidente López Obrador lo calificó como un ejemplo a nivel mundial en su función. Parece broma, pero no lo es.
El año cambió, pero la pandemia sigue avanzando y dejando dolor a su paso. Es urgente que la vacuna llegue de forma universal y gratuita a todos los mexicanos, pero nos urgen al menos tres vacunas más para mejorar las cosas: una contra la incompetencia del Gobierno Federal, una contra su soberbia y una más contra la frivolidad e indiferencia que han mostrado ante todo el dolor que no han podido evitar.
POR JUAN CARLOS ROMERO HICKS
COORDINADOR DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PAN
@JCROMEROHICKS