DESDE AFUERA

De Historia y potencias

El mundo ha visto pasar su cuota de imperios, algunos más durables que otros, con mayor o menor impacto

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

El final del año resulta un buen momento para la reflexión. Para los aficionados a seguir los vaivenes de la política internacional es tiempo para reevaluar situaciones y poner hechos en perspectiva.

A principios del siglo XIX, un soneto del poeta inglés Percy Shelley resumió, como pocos textos, toda una tesis filosófica e histórica que se suele olvidar.

Después de todo, la historia del mundo está llena de los monumentos y los recuerdos semiolvidados de potencias grandes y pequeñas, con líderes reales, mitológicos o mitificados que fueron seguidos por movimientos e individuos convencidos de su grandeza y su trascendencia histórica, aunque muchas veces quedaron, como diría el filósofo marxista León Trostky, en "el basurero de la historia".

El poema, traducido al español, va así:

"Conocí a un viajero de una tierra antigua

quien dijo: dos enormes piernas pétreas, sin su tronco

se yerguen en el desierto. A su lado, en la arena,

semihundido, yace un rostro hecho pedazos, cuyo ceño

y mueca en la boca, y desdén de frío dominio,

cuentan que su escultor comprendió bien esas pasiones

las cuales aún sobreviven, grabadas en estos inertes objetos,

a las manos que las tallaron y al corazón que las alimentó.

Y en el pedestal se leen estas palabras:

‘Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes:

¡Contemplad mis obras, poderosos, y desesperad!’

Nada queda a su lado. Alrededor de la decadencia

de estas colosales ruinas, infinitas y desnudas

se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas".

Ozymandias es ciertamente una parábola. El mundo ha visto pasar su cuota de imperios. Algunos más durables que otros, con mayor o menor impacto cultural y político. Todos han dejado, inevitablemente, su huella, aunque más de uno quedó ya en el olvido y su contribución a la historia, reducida al descubrimiento de sus ruinas.

Otros, especialmente los europeos en los últimos 600 años, serán difícilmente olvidados, tanto por los legados culturales, como porque la tecnología moderna hace más fácil preservar algunos de sus logros junto a la cauda de desastres resultantes de su arrogancia y sus maniobras.

Las bellezas de Londres y París resaltan su legado cultural, pero no ocultan la conflictiva herencia geopolítica y de sangre que dejaron en África y Asia, sin contar los contrastes entre su filosofía y su praxis.

El contraste caracteriza también el periodo de la Guerra Fría, entre dos alianzas dirigidas por Estados Unidos y la Unión Soviética, que proclamaron civilización y elevados valores humanos, pero que en la práctica dejaron legados contradictorios. Uno y otro bandos promovieron dictaduras en nombre de la democracia y practicaron la represión para defender la libertad y humanismo.

EU, la moderna Bizancio, comienzan a dar señales de debilidad interna, pero son todavía el hegemón a pesar de una China deseosa de tomar su lugar.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1