MALOS MODOS

Metidos en el esperpento

Las voces más o menos sensatas que se sumaron al gobierno terminan por irse, y dejan su lugar a los más cínicos

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A todos los populismos les llega la hora: ante el fracaso de sus apuestas, ante la crítica que arrecia, ante la enésima evidencia de que ningún pueblo, nunca, ha sido salvado por un caudillo, empieza ese proceso de radicalización que puede llamarse la “etapa del esperpento”. 

Es la etapa en la que se caen las de por sí no muy abundantes máscaras, la zafiedad y la incompetencia se descaran, y por tanto las voces más o menos sensatas que habían decidido sumarse al gobierno terminan por largarse, para dejar lugar, ya sin obstáculos, a los más cínicos y los fanáticos

¿Llegamos a ese punto? Veremos. Pero las señales de que sí, ahí vamos, no escasean.

Digo, es la semanita de la ley sobre el Banco de México, aprobada por el Senado. ¿Que puede ser frenada por los diputados? Igual. 

A la hora de escribir estas líneas, es todavía incierto lo que va a pasar. Pero el hecho mismo de que esa reforma sea una posibilidad habla ya de la patología ambiente en que nos encontramos. Porque son muchas las voces que se han levantado contra ese, sí, esperpento, desde la oposición, hasta figuras de Morena como Muñoz Ledo y Ramírez Cuéllar, hasta Jonathan Heath o Gerardo Esquivel, de Banxico, hasta Santiago Nieto. Y sin embargo, sabemos que esa desgracia nos puede caer encima.

También es la semana del oso con el “semáforo epidemiológico”, esa resistencia al rojo a mayor gloria de las fobias presidenciales. Porque sí: Hugo López–Gatell ya calificó de irrelevante el semáforo que hace unas semanas presumía. “¿En qué color estamos?” “En el que usted mande”. 

También es la semana en que supimos que Elvira Concheiro, bien comunista ella, se encargará de la Tesorería, que a juzgar por las entrevistas que le han hecho, será conducida con un marco teórico nivel canción de Quilapayún o de alguna otra perla del canto nuevo latinoamericano. O la de las diatribas contra Héctor de Mauleón en Canal Once. O la del bailongo de fin de año de los empleados de, nada menos, la Secretaría de Salud, sin ventilación ni cubrebocas.  

Que fue la semana en que uno de los asiduos a las mañaneras le dijo al Presidente de la República que Brozo debía estar agradecido con él, porque en otro sexenio, con ese nivel de acidez con sus críticas, ya hubiera amanecido muerto. 

Lo que de paso nos permitió certificar que también las conferencias matutinas están ya metidas de lleno en los terrenos del esperpento. Digo, nunca fueron un “ejercicio de comunicación inédito”, como quiere alguno, pero ahora, con los medios ausentes y sólo con los cinco acarreados de todos los días…

Y, para remate, la semana en que confirmamos que sí, fuimos los últimos en felicitar a Biden.

Esperpento, ya les digo. Lo que a lo mejor le da la razón eventualmente al de las amenazas a Brozo: a este paso, lo único que vamos a poder agradecer es que no nos maten.

POR JULIO PATÁN
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