De ser considerado un rockstar de la 4T y hasta el superhéroe del momento, Hugo López-Gatell pasó a convertirse en el villano de esta película de terror que estamos viviendo los mexicanos con la pandemia provocada por el COVID-19.
El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud trabajó con ahínco para conseguir ese deshonroso y triste papel.
Fanático de las cifras y los datos como él solo, evidencias sobran para demostrar que el alumno más aplicado de la 4T resultó un fiasco como responsable del manejo la pandemia.
Decir esto, sin embargo, parece ya un lugar común porque son frecuentes y hasta cotidianas las críticas a su desempeño.
El problema radica en que el hombre fuerte de la pandemia se esmera todos los días en cometer traspiés.
No necesita mucha ayuda para demostrar su ineficiencia y nula capacidad de autocrítica.
Uno de los capítulos más recientes ocurrió el martes pasado, cuando en su papel de subsecretario dedicó más minutos a hablar del encabezado de El Heraldo de México que de los más de 2 mil muertos registrados en las últimas horas de ese día.
Se puso a querer dar clases de periodismo a los editores de esta empresa cuando no es capaz de atender las tareas mínimas de su cargo.
Por la manera en la que defiende su coto y su razón, parece que le preocupa más lo que diga la prensa que las vidas que se están perdiendo entre los mexicanos.
No ha sido capaz de explicar muchas cosas: ¿por qué México rebasó todos los escenarios catastróficos? ¿Por qué somos el país con más personal médico muerto por el virus?
¿Por qué somos el país con el mayor índice de mortalidad en el mundo? ¿Por qué se muere más gente en hospitales públicos que privados? ¿Por qué se resistió a imponer el uso obligatorio del cubrebocas?
¿Por qué fallaron todos sus modelos científicos? ¿Por qué se ha negado a modificar la estrategia? ¿Por qué se negó a las pruebas masivas?
Los hechos demuestran que, si alguien tiene la respuesta a todas esas interrogantes, ésa persona no es López-Gatell, porque está ocupado más en querer golpear a la prensa que en cumplir con sus obligaciones.
En este y otros espacios hemos reconocido su facilidad para comunicar, su elocuencia y el conocimiento que mostró para el manejo de algunos temas, pero sin duda, el López-Gatell de hoy no es el mismo que conocimos al principio de la pandemia.
Perdió el piso creyendo que todo lo ha hecho bien, pero no es así. El 90 % del país es territorio COVID-19 y él sigue con la misma sonrisa de hace 6 meses.
Sin duda, México pasará a la historia como el país que tuvo uno de los peores manejos de la pandemia en el mundo, y este deshonroso lugar se lo debemos a quien creyó que en realidad la “fuerza moral” del Presidente iba a salvar a una nación entera que hoy llora la muerte de más de 80 mil seres queridos.
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Y como dice el Filósofo... Nomeacuerdo: “La diferencia entre un periodista y un médico, es que el periodista publica sus errores; el médico, los entierra.”
POR ALFREDO GONZÁLEZ
ALFREDO.GONZALEZ@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@ALFREDOLEZ
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