COLUMNA INVITADA

La fe mueve montañas … ¡no la economía!

Hace unos días Agustín Carstens, gerente general del Banco de Pagos Internacionales-conocido como el banco de los bancos centrales

OPINIÓN

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Óscar Sandoval/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Resulta que nos dijeron ahí viene la crisis, y la que llegó no es como las que conocíamos; pero al mismo tiempo no ha sido tan grave como se esperaba. Ojo, me refiero a la económica porque la de salud ha multiplicado los muertos del sismo de septiembre de 2017 por 240 y a lo único que nos hemos hecho inmunes es a la empatía.

Lo más peligroso de esta crisis económica es que avisa que ya llegó, pero no termina de llegar, por lo que está lejos de irse. De la de salud, que las políticas públicas y quienes toman las decisiones en esa materia, pasan sin ver.

Hace unos días Agustín Carstens, gerente general del Banco de Pagos Internacionales-conocido como el banco de los bancos centrales-, publicó un op-ed en el que señala, al menos, tres cosas que no deben pasar desapercibidas en México.

Primero, es altamente probable que el comportamiento de los consumidores nunca regrese a los patrones pre-pandemia. En este sentido tomar decisiones pensando en el pasado es predecir el error. Aceptemos de una vez que estamos frente a una situación inédita y que nadie tenemos la respuesta, ni la verdad última. De hecho, la estamos construyendo en el camino.

Segundo, sugiere que quienes definen la política económica de los países deben reconocer que el panorama ha cambiado y que deben contribuir con políticas que faciliten que las empresas que estén en sectores severamente dañados se muevan a otros con mayores oportunidades para evitar la quiebra. Difícil reto para quienes como la Secretaria de Economía interpretan su sector de forma básica.

No, no se trata de rescatar a los empresarios, sino generar políticas públicas y económicas que permitan y faciliten la transformación de las empresas a las que el cambio en los patrones de consumo simplemente las sacó del mercado. De acuerdo con Google, en América Latina 50% dice continuará comprando en comercio electrónico.

Y tercero, advierte que si los gobiernos no consideran la implementación de políticas que ayuden a rencausar la economía, la bancarrota de empresas podría crecer 20% durante 2021 con respecto a 2019. Lo más grave de esta cifra es que la estimación considera economías avanzadas. Imagine usted el destino de economías en las que la crisis se resuelve con créditos a la palabra.

Hasta ahora, el sector bancario ha hecho su tarea. El reto es que entre más estiras la liga más espacio de maniobra tienes para usarla, pero también más cerca esta de romperse. La insolvencia financiera es el diablo. En el mercado la quiebra de uno puede ser buena noticia para el competidor, pero siempre es mala noticia para la economía.

Observando este escenario la polarización política suma peligros por una sencilla razón: en este barco estamos todos. Hasta ahora los mexicanos nos hemos salido a trabajar con tapabocas y gel antibacterial, como debió ser desde el principio, pero qué va a pasar si el escenario planteado por el Doctor Carstens se cumple.

El tiempo sigue corriendo. Gobernar no acaba en #LaMañanera. Una quiebra no es la desgracia del empresario -está acostumbrando a emprender-, es la pérdida de empleos.

 

POR ÓSCAR SANDOVAL
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM
@OSANDOVALSAENZ