El presidente Andrés Manuel López Obrador informó en la Mañanera que confía en que la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), no viola la soberanía de México ya que se realizó un decreto de colaboración donde se precisaron las atribuciones que debe llevar a cabo cualquier intervención extranjera en el tema de justicia dentro del territorio nacional.
“Tenemos muy buena relación con el gobierno de Estados Unidos y en especial con el embajador que lo consideramos una gente responsable, Ken Salazar. La relación es a partir de la responsabilidad y del respeto mutuo, no son las mismas condiciones de antes, ellos no podrían hacer algo a espaldas de nosotros, no podrían llevar a cabo operativos como Rápido y Furioso”, indicó el jefe del Ejecutivo.
López Obrador informó que la norma de colaboración para agentes de gobiernos extranjeros puedan estar en territorio nacional precisa el número de efectivos que pueden estar, además de que no pueden portar armas y tienen que informar en todo momento las actividades que llevan a cabo.
“Esto cambió hace dos años (el decreto) cuando no se respetaba la reglamentación que había. Se hizo un decreto nuevo y no lo están violando, no tenemos información de que estén haciendo actividades sin informar al gobierno de México”, puntualizó el mandatario.
El jefe del Ejecutivo afirmó que el gobierno estadounidense mantiene el respeto del acuerdo que incluso lo lleva a no atreverse a llevar a cabo un operativo como el de Rápido y Furioso que se realizó entre 2006 y 2011.
“Por ejemplo, ni se atreverían a plantearlo (el operativo Rápido y Furioso), además, tengo que reconocer que han sido muy respetuosos y el embajador (Ken Salazar) a resultado gente que ayuda para mejorar las relaciones entre ambos países”, acotó el presidente de México.
Por lo anterior, AMLO agregó:
"Si confiamos, diría que sí, que no van a cometerse actos ilegales, actos ilícitos que afecten nuestra soberanía". AMLO
¿Cómo fue el operativo Rápido y Furioso?
El gobierno de Estados Unidos llevó a cabo el operativo Rápido y Furioso en México a través de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) con el fin de dar un golpe al tráfico de armas que en su mayoría eran adquiridas por los cárteles de la droga en México.
El objetivo era rastrear las armas con chips integrados que se vendían para identificar a los grupos criminales; sin embargo, se perdió el rastro de casi 2 mil armas de fuego que aparecieron en escenas del crimen de la guerra entre narcos.
La muerte del agente fronterizo Brian Terry con una de las armas marcadas, destapó la vulnerabilidad del control de la venta de armas y su llegada al país, además de que expuso el atentado a la soberanía de México con la facilidad con que los agentes estadounidenses podían actuar en el país.
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