¿Terminará la vida?

La muerte del universo será lenta, gradual y progresiva... ¿qué nos depara en el fin de los tiempos?

Hasta ahora sabemos que todo culminara en la "radiación de Hawking", lo que significa que la materia se "evaporará"

La muerte del universo será lenta, gradual y progresiva... ¿qué nos depara en el fin de los tiempos?
Existe la pequeña esperanza de que cuando ya no haya nada más que consumir, la historia se repita y la vida resurja. Foto: Wikipedia

Una de las preguntas que más entusiasma y aterra a la comunidad es qué pasará con nuestro universo en el final de los tiempos. Esto se debe a que tenemos una respuesta de lo que ocurrirá pero el proceso será tan lento, gradual y progresivo que nos carcome la sola idea de que un día toda la vida que yace en el cosmos simplemente "desaparezca" con el pasar de los quintillones de quintillones de años. Esta historia es la que más nos genera pavor, porque de ningún modo estaremos aquí para verlo y solo nos podremos hacer una idea del "término" de la existencia misma como es que la tenemos "del comienzo" con el Big Bang. 

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La historia del universo llega a ser tan compleja, tan incomprensible para nosotros, que su concepción nos tiene en una enorme encrucijada. A diferencia de cómo inició la vida... la muerte no culminará con una enorme explosión catastrófica. Aquí se sufrirá el lento deterioro y consumo del combustible. Simplemente nos apagaremos como cuando deja de latir un corazón, como cuando se pierde la vista y permanecemos a oscuras, cuando una llama deja de emanar calor y luz... sin sonido, sin tacto. No habrá nada más que una evaporación conocida como... radiación Hawking.

No habrá una explosión catastrófica que acabe con la vida de golpe, caso contrario al Big Bang, la muerte del universo será como una novela de tortura y terror... lenta y progresiva. FOTO: Adobe Stock

Los comienzos del universo son contrastantes con su final

Nuestro universo empezó hace unos 13 mil 800 millones de años en un estado infinitamente caliente, denso y pequeño... o incluso tan cercano entre sí que a la fecha somos incapaces de distinguirlo. Esta es la base que conocemos con certeza debido a la evidencia recogida durante el último siglo, que a la par, se sintetiza con la teoría del Big Bang. Pero el final de los tiempos de nuestro cosmos es algo que sale de toda comprensión y nos aterra en verdad, porque es imposible imaginarlo. La tendencia general la tenemos bastante clara, sin embargo, los detalles requieren de un conocimiento profundo de la física de partículas que al día de hoy no tenemos la menor idea de cómo procesarla.

La energía y el consumo de la misma es lo que nos explica el término del universo

Hasta ahora comprendemos que el destino de nuestro universo está íntimamente ligado con su energía y la capacidad de los diferentes objetos que lo inundan de un constante intercambio de energía. Es por esto mismo que "el final del viaje" no llegará en forma de una catástrofe repentina, de hecho, no la podremos ubicar "tan fácil" como al Big Bang. La culminación de la existencia misma será como una novela terrorífica llena de sufrimiento, silencio y agonía, pues la lentitud se apoderará de nuestros astros uno a uno, haciendo que todo avance de manera gradual y progresiva a su propia muerte. 

Los primeros cuerpos celestes de los que nos despediremos serán las estrellas, concretamente las de secuencia principal que se encuentran en el apogeo de sus vidas y obtienen la energía mediante la fusión nuclear de hidrógeno. Por ejemplo, nuestro sol morirá en unos cinco mil millones de años, expulsando sus capas exteriores y dejando atrás una enana blanca, un objeto del tamaño de la Tierra, con aproximadamente la mitad de su masa y que brilla por el calor residual. Más o menos al mismo tiempo, la Vía Láctea y Andrómeda estarán chocando entre sí. Y, durante este proceso, sus nubes de gas intergaláctico se fusionarán para dar pie a nuevas estrellas.

Habrá agujeros negros del tamaño de cúmulos galácticos que se terminarán por desintegrarse y "evaporarse". FOTO: Adobe Stock

Los viejos "soles" probablemente no chocarán entre sí, pero sí lo harán con el tiempo. Asimismo los agujeros negros supermasivos que ocupan el centro de ambas galaxias se enfrentarán en una batalla longeva para ver quién se corona como el rey. Esto solo nos muestra que durante mucho tiempo seguirán formándose nuevas estrellas que se estrellen entre sí, galaxia contra galaxia... nubes de gas y polvo repartidas en el universo peleando por el espacio y la creación de más eventos astronómicos impresionantes. Finalmente, cuando el universo tenga unas mil veces la edad actual —es decir dentro de unos 10 billones de años—, las estrellas menos masivas empezarán a morir.

Las conocidas como Próxima Centauri o TRAPPIST-1 habrán agotado todo el hidrógeno de su interior y, como el Sol, dejarán a su paso una diminuta enana blanca. Al cabo de unos 100 billones de años los expertos calculan que dejarán de crearse nuevas estrellas por los métodos convencionales —es decir, a partir de nubes gigantescas de gas y polvo que se contraen y colapsan bajo su propia gravedad—. Sin embargo, podrán formarse nuevos astros por otros métodos aunque sea más lento su proceso. Una posibilidad está en la colisión eventual de enanas marrones, que son los objetos a medio camino entre los gigantes gaseosos como Júpiter y las estrellas más pequeñas.

En estos objetos no se produce la fusión nuclear de hidrógeno, por lo que no son técnicamente estrellas. Si varios de estos objetos se fusionan pueden alcanzar suficiente masa como para iniciar la fusión nuclear y convertirse en verdaderas estrellas. Otra posibilidad —todavía más remota— es que los sistemas binarios de enanas marrones acaben fusionándose entre sí, creando nuevas estrellas en el proceso. Esta será la principal fuente de las nuevas estrellas cuando el universo tenga trillones de años de edad, o más de un millón de veces su edad actual.

No habrá más calor, más energía ni ninguna otra cosa qué intercambiar. FOTO: Adobe Stock

A la par de estos procesos, los planetas que hayan quedado orbitando alrededor de las estrellas muertas irán decayendo, perderán la energía de sus ondas gravitatorias y se acercarán lentamente a sus estrellas, sin escapatoria y hasta chocar con ellas. En sí, los astros perderán fuerza y terminarán dentro de los agujeros negros supermasivos del centro de su respectiva galaxia.

Gobernará la oscuridad infinita e iniciará el principio del fin

Durante esta época lo que quedarán serán enanas blancas, estrellas de neutrones y agujeros negros de masa estelar, orbitando alrededor del gran agujero negro central. La mayoría de la masa de estas galaxias estarán muertas y tomarán la forma de enanas blancas que poco a poco alimentarán a los devoradores de mundos. Incluso se cree que para esta época, los remanentes estelares hayan consumido toda la materia oscura presente en el halo de una galaxia como la nuestra. De hecho, se espera que ésta solo pueda interactuar con la materia ordinaria por medio de procesos complicados y poco habituales, de forma que su efecto solo se note a escalas de trillones y cuatrillones de años.

Es así que al cabo de un quintillón de años, lo que vendría siendo un 1 seguido de 30 ceros... el universo se conformará prácticamente de los temidos agujeros negros con un tamaño abismal de las galaxias. La imagen da más pesadillas que cualquier otro ser viviente que haya pisado la Tierra. Asimismo y al cabo de mil veces ese tiempo, o sea min quintillón de años... estos devoradores de mundos habrán alcanzado la masa de cúmulos de galaxias.

Y aquí es donde yace la parte más compleja del fin de los tiempos, porque la materia que de alguna forma haya logrado escapar de nuestros villanos del cosmos, empezarán a desaparecer por la desintegración de los protones que contienen... es decir que en el sextillón de años, los planetas, las enanas blancas y finalmente las estrellas de neutrones perecerán, en ese estricto orden.

La teoría en cualquier momento podría tener modificaciones dado que aún no se comprende del todo la radiación de Hawking. FOTO: Adobe Stock

A la par pero a un ritmo aún más lento, los agujeros negros irán desapareciendo. Debemos entender que estos villanos no son eternos y lo que se cree es que deberían de perder masa. A esto se le conoce como radiación de Hawking, y lo que pasa es una forma de “evaporación”. Este proceso es inconcebiblemente lento y lo que los especialistas estiman es que los devoradores de mundo con masas similares a la del Sol tardarán quintillones de quintillones de años en evaporarse. Mientras que los más grandes, con masas del orden de galaxias y cúmulos de galaxias, podrían tardar otro quintillón de veces más tiempo en hacerlo.

Será por esta época que habremos llegado al final del universo, a su muerte. Ya no habrá temperatura por encima del cero absoluto, no habrá ningún intercambio de calor o energía útil qué consumir. No habrá ningún proceso insignificante por hacer. Se tiene la certeza de que lo narrado irá en este orden, de que los tiempos son concretos y aunque son difíciles de estimar, las consideraciones teóricas podrían llegar a cambiar si es que las leyes de la física se mantienen. Lo único que podemos asegurar es que no estaremos aquí para verlo ni para sufrirlo y la agonía del lento proceso de "la muerte del universo" será algo que jamás podremos presenciar.

 

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