Constantemente en Internet hay bromas sobre lo difícil que es vivir en matrimonio, sin embargo, según la ciencia, tiene más beneficios que cuestiones negativas cuando se sabe convivir en pareja. En 2020, en un estudio se abordó la cuestión sobre si el estado civil influye en la longevidad y los resultados, publicados en “Science Direct”, son reveladores y sorprendentes.
El análisis se enfocó en adultos mayores de 65 años que residen en comunidades estadounidenses. Para ser precisos, se estudiaron 164 mil 597 personas. El análisis permitió que el estado civil de los participantes pudiera variar con el tiempo, una actualización importante a los métodos convencionales que asumen que los individuos permanecerán solteros o casados hasta su deceso.
¿Viven más las personas casadas?
La investigación reveló que tanto hombres como mujeres casados vivían un poco más tiempo que los solteros en el rango de 65 a 85 años. Hablando en números, un hombre casado de 65 años tiene 2.2 años más de esperanza de vida total y 2.4 más de esperanza de vida activa que uno soltero. Por el lado femenino, las cifras son igualmente reveladoras. Las mujeres casadas a los 65 años tienen 1.5 años más de esperanza de vida total y 2 más de esperanza de vida activa que una soltera.
Sin embargo, el estudio también muestra que este "efecto protector" del matrimonio tiende a disminuir con la edad. Es decir, la brecha entre casados y solteros se estrecha conforme avanzan los años. Por lo que no es tan diferenciador el estado civil.
¿Qué opina la ciencia al respecto?
No solo el estudio nos dice que los casados tienden a vivir más tiempo, sino que también introduce un concepto interesante: el sesgo de selección. Este sesgo sugiere que las personas más saludables tienen más probabilidades de casarse, lo que podría explicar en parte la mayor longevidad en este grupo.
Expertos en temas de pareja coinciden en que un matrimonio exitoso y duradero se basa en la comunicación efectiva y el respeto mutuo. Hablar abierta y sinceramente sobre los problemas, las emociones y los deseos permite resolver conflictos de forma pacífica y fortalecer el vínculo emocional. El respeto implica valorar las diferencias del otro y apoyar sus metas personales, entendiendo que cada individuo tiene su propia identidad y necesidades.
Además, mantener la chispa viva es esencial. Esto puede implicar desde pequeños gestos diarios hasta experiencias compartidas que enriquezcan la relación. El compromiso de crecer juntos, tanto individualmente como en pareja, y adaptarse a los cambios de la vida, es la piedra angular que sostiene la durabilidad y la felicidad.
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