The Rolling Stones siempre se han caracterizado por ser irreverentes y descontrolados. Mick Jagger y el guitarrista Keith Richards se han convertido en íconos de la cultura pop, pero sin duda una de las anécdotas que ha sido muy sonada es la fiesta en la Mansión Playboy en 1972.
La Mansión Playboy de Hugh Hefner siempre será recordada por las lujosas fiestas repletas de celebridades, las hermosas y sexys "conejitas", las reuniones íntimas y las descontroladas noches llenas de alcohol y drogas.
Fue durante la gira S.T.P. Tour ("Stones Touring Party"; "El tour de fiesta de los Stones") cuando la banda inglesa recibió una invitación del propio Hugh Hefner para quedarse en su mansión en Chicago.
Según el libro Viajando con los Rolling Stones, del periodista Robert Greene, allí se llevaron a cabo todas las fantasías de los integrantes del grupo, además de haber estado repleta de grandes cantidades de todo tipo de estupefacientes.
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Cada show en Chicago fue seguido de una fiesta en la Mansión Playboy, cuenta el periodista, incluso, Mick Jagger se encontraba desenfrenado y los demás miembros de la banda reflejaban en su semblante un evidente abuso de alcohol.
En el libro se relata que Jagger y Keith se metieron a una habitación llena de mujeres vestidas de conejo que rondaban en las salas del lugar, y estuvieron dentro durante varias horas.
Greene también relata que en una de esas noches hubo un incendio cuando Keith trajo al saxofonista Bobby Keys, y dentro de un baño comenzaron a consumir drogas.
La estrella de rock relató el evento y dijo que Keys se dio cuenta del humo dentro del baño.
Afortunadamente, la casa resultó sin daños y no hubo víctimas qué lamentar. Sin embargo, tras el incidente, Hefner decidió reubicar la Mansión Playboy a otra propiedad en Los Ángeles, California.
Así fue como transcurrieron las noches de los Rolling Stones en la Mansión Playboy, cuyos días fueron llamados por la prensa como los '3 días de orgía durante el tour de los Rolling Stones'.
jos