Mente Mujer

Los dos tipos de cuidadores en México: los remunerados y los nos remunerados

El tema de los cuidados se divide en dos vertientes: las personas que reciben un pago por este tipo de servicios y a las que no se les paga

Los dos tipos de cuidadores en México: los remunerados y los nos remunerados
Foto: Shutterstock

En México hay cerca de 43 millones de personas que requieren de un cuidador, se estima que esta cifra aumente en parte por enfermedades como obesidad, diabetes e hipertensión que son las que más aquejan a la población del país.

 La Secretaría de Salud define a la cuidadora o el cuidador primario, como aquella persona que atiende en primera instancia las necesidades físicas u emocionales de una persona que por sí mismo no puede, para ello, existen cuidadores formales e informales.

Los formales son aquellos profesionales y técnicos que recibieron una formación previa sobre los cuidados que necesitan las personas mayores.

Estas personas ofrecen atención con límites de horarios y bajo un pago. La mayoría del servicio es de 12 horas y tiene un costo de 600 a 1200 pesos por día, la variación depende de las actividades de apoyo y de la ciudad del país en que se viva.

Los cuidadores formales, la mayoría, cuentan con estudios de enfermería, y también poseen conocimientos específicos sobre ciertos padecimientos, así como formación académica en geriatría, rehabilitación, acompañamiento y apoyo emocional.

En el caso de los informales, son familiares o amigos que asumen esta responsabilidad y no disponen de capacitación alguna en cuidados.

Estas personas no son remuneradas por esta tarea y brindan una atención sin límites de horarios.

 Un estudio del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) de Argentina realizado en ocho países, incluido México, detectó que los cuidadores informales son la principal fuente de servicios de cuidado para las personas en situación de dependencia. Otorgando poco más de mil 900 millones de horas.

 “¿Y quién te va a cuidar si sólo tienes niños?", es una pregunta que se le hace a las madres de varones y es que en México se estima que 75.1 por ciento de los familiares cuidadores son mujeres.

No sólo en México las mujeres son las principales cuidadoras primarias. En el mundo representan más del 90 por ciento que brinda esta atención y es que se tiene la idea de que la mujer tiene la capacidad para ello.

 “Pareciera que no tienen escapatoria, nosotros hemos escuchado historias como: eres la hija más chica, aparte estás soltera, y esto por supuesto no tendría que ser así, tendría más bien que delegarse cuidado a todos, si son dos o tres hijos, si son varones, si son mujeres, pues no importa”, expresó Carlos Torres Cruz, coordinador de Neuropsicología y Psicología de la organización Alzheimer México, I.A.P.

El especialista explicó que desafortunadamente no existe un procedimiento para asignar a alguien que sea la persona cuidadora, pues ellas van asumiendo la decisión sobre la marcha del diagnóstico del paciente.

 Torres Cruz expuso que al tomar la decisión de convertirse en un cuidador se debe de  tener en cuenta el tipo de relación que se tiene con la persona que se va a cuidar, también que el cuidador sea una persona que esté dispuesta a aprender sobre el padecimiento del paciente.

“Es importante considerar el vínculo entre la persona cuidadora y el familiar, que haya disposición para aprender, es fundamental la disponibilidad en cuanto al tiempo que se cuenta para esta labor y que pueda también estar dispuesta a tener un tipo de acompañamiento terapéutico de preferencia un tipo de acompañamiento psicológico que le permite ir haciendo frente a las distintas circunstancias que se van presentando”, precisó.

El psicólogo compartió que las diferentes instituciones especializadas en psiquiatría, cáncer, geriatría o enfermedades relacionadas con el neurodesarrollo, ofrecen cursos para conocer las enfermedades o aquellas que se podrían generar tras la vejez.

Abundó que hoy se está tratando de que a los cuidadores informales se les reconozca y se les apoye, pues en muchos casos el atender a un paciente les impide desarrollar actividades privadas.

“Con el amor no basta, necesitamos apelar a otro tipo de factores, de apoyos para que la labor de ser cuidador sea más sencilla”, finalizó.

PAL

Temas