Para Arnaldo Coen su trabajo artístico ha estado marcado por la libertad con la que ha transitado, de manera individual y colectiva, por diversas disciplinas y lenguajes.
Su obra, su trayectoria, sus procesos creativos y motivaciones, en suma, sus 60 años de libertad creativa están en el libro Reflejo de lo invisible, editado por Turner, en el que, además, retoma obras, que, de alguna manera, le parece que estaban inconclusas.
Y es, además, una oportunidad para encontrarse consigo mismo y para conocer otras versiones de él, gracias a la mirada que ofrecen críticos, curadores y especialistas en otras disciplinas como Pilar García, Cuauhtémoc Medina, y Ana Rosa Alonso Minutti, quienes escriben sobre su obra y su legado a la historia del arte mexicano.
“Sin duda he conocido a otros 'yo'; algunos reales, algunos que yo mismo inventé o que no recuerdo, y, la verdad, me resulta interesante porque así es el arte, libre, porque sólo se completa con la mirada del otro”, explica en entrevista el también escultor.
Coen cuenta que, a lo largo de su vida, le ha resultado fácil transitar “de la danza, a la pintura y luego a otra cosa, obedeciendo siempre a la libertad”. Sin embargo, la pintura ha sido la columna vertebral de toda su obra.
“En 1967, en París, Francia, y en Washington y San Francisco, en Estados Unidos conocí los museos, no había visto obras de arte en vivo, bueno había visto reproducciones de algunas cosas, pero todo era nuevo, los griegos, los egipcios, el renacimiento, el barroco… no tenía que saber historia del arte, pude dialogar con las obras, me sorprendí y caí en cuenta que yo también podía hacerlo todo, pero primero tenía que encontrar mi identidad”, explica.
Esta experiencia fue el punto de partida de una carrera interdisciplinaria y experimental. Prueba de ello es, por ejemplo, la obra “Danza Hebdomadaria”, de 1971, de la bailarina, coreógrafa, actriz y escultora Rocío Sagaón –una de las intérpretes más reconocidas de su generación- , en la que Coen es responsable de la producción escénica, y que a causa del poco presupuesto, lo llevó a pintar los cuerpos (ahora body-paint); o la creación de las partituras gráficas con su “gran amigo”, el compositor Mario Lavista, en los años 70 ; o la exposición “Esculturas Cuerpoportables”, de 1974, una colaboración con el artista y orfebre Víctor Fosado, para hacer obra miniatura montada en joyas, por mencionar algunas.
Así, el volumen es también un recorrido por el expresionismo abstracto, primera etapa de su carrera: se muestra, por citar un ejemplo, los Torsos (1969), contornos que intervino en una Guía de París, que después fueron llevados a la escultura; pero también su paso por el “Hard Edge” (1972), corriente pictórica que prosperó en occidente, que da peso a lo figurativo, lo abstracto y el contraste de colores; así como el uso iconográfico de Emiliano Zapata como parte de su proyecto “Tanzania-Zapata” (1978); las obras que conformaron su exposición “A la orilla del tiempo” (1986), que proponen mirar una pintura y habitar en ella”; hasta llegar a su etapa más reciente, creadas entre 2020 y 2022.
“Este recorrido me ha llevado a dialogar con Arnaldo joven, a recordar a mis amigos y a las personas que formaron parte de mi vida y de mi carrera, y me he metido en una bronca, porque estoy en diferentes tiempos, es una experiencia extraña, consecuencia de una pluralidad”, cuenta.
Y añade: “El libro es una ventana para el espectador a un mundo que puede ser caótico, puede ser experimentación, puede ser rebelde, o puede estar alineado a algo, pero lo ignoro, prefiero que el libro hable solo o que el espectador diga que sí y que no”.
“Reflejo de lo invisible” cuenta con la edición de Andreas Ziegler y se conforma con los textos de Sergio Raúl Arroyo, Pilar García, Francisco Reyes, Marco Antonio Morales, Julio García Murillo, Santiago Espinosa de los Monteros, Cuauhtémoc Medina, Francisco Reyes Palma, Ana Rosa Alonso Minutti y Andrea de Caso.
El libro se presenta en el mes de mayo, en el Museo de Arte Moderno (MAM), recinto que alista una exposición retrospectiva de Arnaldo Coen.
ELEMENTOS
- “Reflejos de lo invisible”, es el primer libro antológico de Arnaldo Coen
- Ofrece un panorama nutrido de sus etapas de creación
- El archivo fotográfico y evidencias periodísticas que conforman el libro, proviene, en parte, de su acervo personal
NÚMEROS
- 1957, estudia artes plásticas con el diseñador Gordon Jones, un hombre de quien recibió una gran enseñanza cultural
- 1962, año en que forma parte de su primera exposición colectiva “Paraísos e infiernos”
- 1963, realiza su primera exhibición individual “De los conventos a la ópera”
- 1964, participa en la película “Simón del desierto”, de Luis Buñuel
LSN
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