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Sólo 11 de 72 órganos tubulares barrocos oaxaqueños, han sido restaurados: INAH

La especialista Soledad Hernández afirmó que la importancia musical de Oaxaca sólo estaba detras de Puebla y la Ciudad de México

CULTURA

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Los órganos históricos de Oaxaca fueron construidos entre 1686 y 1891Créditos: Especial

Sólo 11 de los 72 órganos tubulares barrocos que conserva Oaxaca han sido restaurados, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Construidos entre 1686 y 1891, los instrumentos son “testimonio de la importancia que tuvo este territorio como centro musical novohispano, sólo detrás de Puebla y la Ciudad de México”.

De acuerdo con la académica de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Soledad Hernández Méndez, el primer órgano restaurado es el de Tlacochahuaya y posteriormente se han podido rescatar, con ayuda de las comunidades, autoridades y fundaciones, otros diez, incluidos el de la Basílica Soledad (en la ciudad de Oaxaca), que data de 1686; el de Yanhuitlán, de 1690; el de Zautla, de 1726, y el de Tepelmeme, de 1891, entre otros.

“A diferencia de otras regiones, los órganos de Oaxaca no fueron importados, aquí surgen gremios y talleres de organería donde se enseñó a los artesanos oaxaqueños a elaborar los tubos, las cajas, el decorado y la pintura”, señaló la especialista en el seminario en línea “Antropología, Historia, Conservación y Documentación de la Música en México y el Mundo, 2022”.

“Los organeros españoles trajeron el conocimiento sobre cómo construir órganos, conservarlos y tocar la música en ellos, pero en Oaxaca los artesanos se apropiaron de todos estos procesos e incluyeron las ostentosas decoraciones en la caja y tubos, cuyos motivos son ancestrales”, subrayó.

Hernández Méndez compartió que los tratados sobre la manera de tocar la música de compositores como la de los organistas españoles Antonio de Cabezón, Pablo Bruna o Francisco Correa de Arauxo, mostraban cómo debían articularse las manos, la posición que debían llevar en el teclado, el uso de los dedos y los registros musicales a ocupar.

Estas piezas están insertadas en la vida eclesiástica de Oaxaca
FOTO: Especial



Los repertorios que llegaron a las catedrales de las grandes ciudades novohispanas, como la de Oaxaca, se diseminaron por comunidades como Yanhuitlán o Tlacochahuaya; sin embargo, en esta región también se generaron adaptaciones y adecuaciones a estas obras, sobre todo, del canto llano y de órgano, que se acompañaban de coros.

“En los archivos de Tlacochahuaya encontré que la parroquia compraba, por medio de las cofradías de la Virgen del Rosario y de San Jerónimo, los instrumentos para que acompañaran las celebraciones civiles y religiosas, además se incluían los pagos del organero, que era quien daba mantenimiento al órgano”, dijo.

Las características de los órganos oaxaqueños monumentales, medios y pequeños conservan elementos de la organería antigua ibérica: un solo teclado de 45 notas con una octava corta y un temperamento mesotónico —sistema de entonación de notas—, conservado hasta mediados del siglo XIX; la falta de pedales y una hilera de trompetas horizontales, protuberancias redondas por los costados llamadas “caderas” y un estilo suntuoso de decoración policromada en las cajas y los tubos.

La especialista mencionó que estas piezas están insertas en la vida comunitaria y eclesiástica de Oaxaca, así como en prácticas tradiciones como las mayordomías.

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