Pablo Neruda escribió: “Amo las cosas loca, locamente, Me gustan las tenazas, las tijeras, adoro las tazas, las argollas, las soperas, sin hablar, por supuesto, del sombrero”. En su “Oda a las cosas”, el poeta continúa alabando los objetos “infinitamente” chicos, no sólo los supremos, los insignificantes como el dedal, las espuelas, los platos y los floreros.
Cosas de ese tipo: cajas de cerillos, botones, herramientas o relojes, conviven con la voz de diferentes autores en “Objetos y Literatura”, la nueva exposición del Museo del Objeto del Objeto (MODO) que desde el 28 de octubre exhibe 800 piezas, de diversa índole, junto a textos de escritores como Octavio Paz, Elena Poniatowska, Borges, Julio Verne y Lewis Carroll.
“La manera de relacionar estas piezas en esta exposición es con fragmentos de literatura y encontramos que muchos autores hablan de los objetos y de las cosas de distintas formas, les dan vida, les otorgan ciertas características, están en ciertas circunstancias, los objetos hablan, son personajes”, afirma Luis Rodríguez, curador de la exhibición.
Se trata de un ejercicio sencillo, pero que al mismo tiempo, agrega Rodríguez, quiere funcionar como una invitación a leer: “Tenemos 48 autores de todos los lugares, nos quedaron fuera varios, pero es un ejercicio para invitar a la gente a que se pierda a través de leer y relacionar los objetos y se pueda ir enganchando en la lectura, lo que puede resultar en una forma una especie de fomento a la lectura”.
La muestra se divide en seis ejes temáticos, tres de ellos se refieren a igual número de obras literarias: “Palinuro de México” de Fernando del Paso, “Alicia en el País de las maravillas” de Lewis Carroll y “El principito” de Antoine de Saint-Exupéry, en los tres casos la museografía se completa con objetos alusivos a las obras, como esculturas de conejos o elefantes, sombreros, relojes, espejos y otras tantas cosas referidas por los autores.
Las otras tres secciones están dedicadas a la existencia del mundo a través del libro, la vida de los objetos y los viajes. En los tres casos el ejercicio es el mismo: si Borges habla de una máquina de escribir, el visitante se encuentra con una de ellas; o si Octavio Paz habla de botones y dedales, el curador ha elegido de entre los mil 500 objetos con que cuenta la colección del MODO, objetos de ese tipo para “ilustrar” el texto.
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