NAVIDAD

¡JO,JO,JO,JO! Esta es la segunda Carta de 'Papá Noel' inspirada en las de J.R.R Tolkien

Esta vez la carta la escribieron entre él y el Gran Oso Polar, quien le ayudó a adornar su casa para Navidad

CULTURA

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La ventisca arruinó lo que llevaban de orden. Ilustración: Christian Chacón

Este viernes, Papá Noel nos actualizará sobre cómo va su rutina alistándose para Navidad. Todos los niños del mundo lo esperan, pero él tiene algunos países favoritos debido a la cercanía que guardan con el Polo Norte.

A pesar de los años, Papá Noel siempre se muestra entusiasta a la hora de cumplir con su deber. Esta vez la carta la escribieron entre él y el Gran Oso Polar, quien le ayudó a adornar su casa para Navidad, pues ya es tiempo de poner el arbolito. 
¡No te pierdas sus aventuras  de esta segunda entrega de Cartas de Papá Noel, una adaptación de Letters from Christmas Father del legendario escritor J.R.R.Tolkien.

“Queridos niños: Ya tengo mejor la pata. Me hice daño mientras «cortava» árboles de Navidad, pero ¿a que ahora escribo mucho mejor?

Papá Noel anda muy atareado. Yo también. Ha «nebado» mucho y algunos de los «mensageros» quedaron enterrados y otros se perdieron: por eso no «havían» sabido nada de nosotros últimamente. Un tirón de orejas para John por su cumpleaños. Papá Noel dice que hago muchas faltas de «hortografía» en su idioma. No puedo «ebitarlo». Aquí sólo hablamos ártico (pero «hustedes» no lo entienden).

También usamos otras letras, hoy he escrito como si fueran letras árticas, para que las vean. Siempre escribimos t en lugar de T y V en lugar de U. Miren cómo decimos en ártico «Adiós, hasta la «próxima», espero que nos «beamos» pronto»: «Mára mesta an ni véla tye ento, ya rato nea».

O. P. En realidad me llamo Karhu, pero no se lo digo a casi «naiden».”

ATTE. EL OSO POLAR

Me alegro de poder decir que esta Navidad vuelve a estar iluminada: las Luces del Norte han sido excepcionales. Tengo muchas cosas que contarles. Ya saben que el Gran Oso Polar se cortó una pata cuando talaba árboles de Navidad. Fue la derecha (no la izquierda), aunque no sé si se la cortó del derecho o del revés…

Además, fue una pena porque se había pasado casi todo el verano aprendiendo a escribir mejor para ayudarme con las cartas navideñas.

Este año hicimos una hoguera (para complacer al Oso Polar) con el fin de celebrar la llegada del invierno. Los elfos de la

nieve soltaron todos los cohetes a la vez, cosa que nos sorprendió mucho. He intentado plasmarlo en un dibujo, pero deben pensar que había cientos de cohetes. Los elfos no se ven porque son blancos, todos traen cubrebocas y encima, el fondo está nevado.

La hoguera hizo un agujero en el hielo y despertó a la Gran Foca, que resultó estar justo debajo. Después, el Oso Polar soltó 20.000 bengalas plateadas (gastó todas mis reservas, por eso no podré darles ninguna). ¡Y encima de todo, se marchó de vacaciones al norte de Noruega! Se quedó en casa de un leñador llamado Olaf. ¿Qué les parece? Volvió con la pata vendada en la época de más trabajo…

Ilustración: Letters From Christmas Father.

Parece que hay más niños que nunca en Gran Bretaña, Noruega, Dinamarca, Suecia y Alemania, que son los países de los que más cuido (y también Estados Unidos y Canadá y México, claro) Eso por no hablar de los regalos que tengo que llevar al Polo Sur para los niños que esperan que Papá Noel se acuerde de ellos aunque se hayan ido a vivir a Nueva Zelanda porque ahora está libre de Covid.

Menos mal que no todos los relojes marcan la misma hora en el mundo, si no, no sé cómo me las arreglaría; aunque cuando mi magia es más potente (en Navidad) puedo llenar mil calcetines por minuto, si lo tengo todo bien organizado. No se imaginan las listas larguísimas que tengo que redactar. Muy pocas veces me confundo.

Pero este año estoy algo preocupado. En mi despacho, que sirve de sala de empaquetado, el Oso Polar lee en voz alta los correos de los niños, mientras yo los escribo para buscarlos y que no haya pierde. La tecnología a veces es inentendible, extraño mucho las cartas a mano.

Estos días ha habido unos vendavales peores de los que se puedan imaginar. Las nubes de nieve se rompieron en mil pedazos y casi enterraron mi casa hasta el tejado. Y en el peor momento, ¡el Oso Polar dijo que iba a ventilar la habitación! Abrió una ventana que da al norte antes de que pudiera detenerlo. Y entró sin piedad una terrible ventisca que nos sepultó hasta el cuello con nieve e hizo volar todas las listas con los domicilios a los que tenemos que llegar. ¡Por suerte llegó Ilbereth a ayudarnos a digitalizar todo, para que carguemos menos papeles la noche de Navidad.
 

Tengo que dejarlos. Les mando todo mi amor.

Su viejo, Papá Noel.

 

(Inspirada en Letters to Father Christmas, de J.R.R.Tolkien. Navidad de 1929)

Por Citli Toribio

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