La jueza ultraconservadora Amy Coney Barrett fue nominada ayer por el presidente Donald Trump, para cubrir la vacante dejada por la icónica Ruth Bader Ginsburg, en el Tribunal Supremo con la misión de prohibir el aborto.
"Hoy es mi honor nominar para el Tribunal Supremo a una de las mentes legales más brillantes de nuestro país", dijo Trump en una declaración a la prensa desde la Rosaleda de la Casa Blanca.
Su postulación, que deberá ser ratificada por el Senado, no tomó por sorpresa a la opinión pública, ya que su nombre había sonado para cubrir una anterior vacante en 2018, y esta vez cobró de nuevo protagonismo al prometer Trump que sería una mujer quién ocuparía el puesto de Ginsburg.
Actualmente jueza del Tribunal de Apelaciones del Séptimo Circuito de EU, esta abogada de 48 años se ajusta a la línea de la presente administración: defensora de las políticas antiaborto, contraria al Obamacare y religiosa declarada.
De llegar al máximo tribunal se convertiría en la integrante más joven en ocupar uno de sus nueve puestos vitalicios.
Por su parte, el candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden —que lidera las encuestas—, llamó al Senado estadounidense a no pronunciarse sobre el nombramiento de la jueza Barrett antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.
"El Senado no debería pronunciarse sobre esta vacante" creada tras la muertes de la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg "hasta que los estadounidenses no hayan elegido a su próximo presidente y su próximo Congreso", señaló, pocos minutos después de que Trump confirmara a Barrett como su elección para el puesto. Actualmente los republicanos tienen los votos suficientes para avalarla.
Por EFE y AFP.
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