Para los creyentes católicos, la figura de la Santa Cruz no solo simboliza uno de los dogmas de la religión, sino el sacrificio y la promesa de salvación con la que se relaciona a la práctica del cristianismo.
La cruz es, de hecho, uno de los elementos más comunes en abalorios y amuletos, los cuales invocan la fe en Dios para protegerte ante las adversidades y darte consuelo ante los problemas cotidianos.
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Y aunque existe una infinidad de materiales con las que están hechas, los cuales incluyen desde madera, palma o yeso, hasta metales y gemas preciosas, hay uno que es único y, literalmente, crece muy cerca de la Ciudad de México.
Se trata de las cruces de espinas, las cuales son producidas por un árbol que nació hace siglos en el patio de un convento, cuya historia reúne fe, la enseñanza de un hombre de religión y mucha leyenda.
Una fundación milagrosa
Para conocer la historia de este impresionante árbol, que muchos consideran único en el mundo, es necesario remontarse hasta el 25 de julio de 1531, cuando los conquistadores europeos enfrentaban la resistencia de las valientes tribus chichimecas que habitaban lo que hoy es la ciudad de Querétaro.
Se dice que, luego de varios días de sangrientas batallas, uno de los soldados europeos pide ayuda divina, misma que llega en forma de un rayo en forma de cruz, del cual bajó el apóstol Santiago que ayudó a inclinar la balanza a su favor. Así nació Querétaro, en lo más alto del cerro del Sangremal.
Para conmemorar su victoria, en este sitio se estableció el Convento de la Santa Cruz, mismo que fue terminado en 1654. La ciudad gozaba entonces de gran riqueza, pues se le consideraba la puerta al camino de Tierra Adentro, donde se concentraba la minería de la Nueva España.
Este fue lugar de reposo para importantes misioneros y evangelizadores, como fray Junípero Serra, quien edificó cinco misiones en la Sierra Gorda de Querétaro y a quien se le debe la completa conversión de la Alta y la Baja California, desde Loreto hasta San Francisco.
De un cayado, una cruz
Sin embargo, el milagro del árbol de las cruces de espino no se le debe a él, sino a fray Antonio Margil de Jesús, quien fue un famoso evangelizador de América Central, quien llegó a Querétaro ya en sus últimos años de vida.
Se cuenta que, cansado, clavó su bastón en el patio del convento, mismo que se transformó en un fabuloso árbol que, desde entonces, no da flor ni fruto: solo espinas en forma de cruz que son un regalo de fe para los creyentes.
¿Qué significan las cruces de espinas?
Si visitas Querétaro, verás que en prácticamente todos los puestos de recuerdos hay cruces de espinas encapsuladas en acrílico. Estos son algunos de sus simbolismos:
- Protección, como la espina que protege al árbol
- Fe, como la que tuvo Cristo cuando le pusieron la corona de espinas
- Buena suerte, porque la espina abre caminos
- Buen camino, como el que llevó a fray Antonio al convento
