En las costas de Cornualles, Inglaterra, hubo un descubrimiento que dejó perplejos a científicos y lugareños por igual. Una criatura gigantesca, descrita como una bestia con caparazón y cabeza humana, fue avistada en la playa de Porthleven tras una tormenta feroz. Este enigmático hallazgo, ocurrió el 14 de septiembre de 1786, pero recientemente el informe de este incidente ha sido encontrado.
El descubrimiento fue realizado por dos jóvenes que buscaban restos de un naufragio. Al acercarse a lo que pensaban era un barco destrozado, se encontraron con la criatura de 12 metros de largo, con ojos verdes como las algas. El susto fue monumental. Corrieron a buscar ayuda, pero al principio, nadie les creyó.
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¿Realmente existe esta criatura gigantesca?
El relato de este hallazgo fue publicado en el Hereford Journal en octubre de 1786. Según el artículo, un grupo de hombres armados con palos y hachas decidió investigar. La criatura, al notar la presencia humana, levantó la cabeza y pareció moverse hacia ellos. La descripción del monstruo dejó a todos atónitos: una cabeza grande y espinosa, ojos verdosos, una boca enorme, y una espalda dura como el caparazón de una tortuga. Tenía patas delanteras cortas y una parte trasera similar a la de un mono.
La tensión aumentó cuando los hombres se dieron cuenta de que la criatura estaba viva. Después de una hora de golpes y apuñalamientos, el monstruo finalmente murió. Sus dimensiones eran colosales: 14 metros de largo y una circunferencia similar. Muchos creen que esto es inventado.
¿Qué pasó con la misteriosa criatura?
El destino de la criatura sigue siendo un enigma. No hay registros claros de un examen científico posterior ni de lo que sucedió con el cuerpo. Algunos piensan que podría ser una criatura prehistórica que habría sobrevivido hasta nuestros días. Algunos sugieren que estos avistamientos podrían estar relacionados con plesiosaurios, antiguos reptiles marinos que se creían extintos desde hace 65 millones de años.
Durante más de un siglo, ha habido informes de criaturas similares en las costas de Cornualles. En 1949, Harold T. Wilkins y un acompañante afirmaron haber visto dos saurios en un arroyo. Y en 2002, John Holmes, ex trabajador del Museo de Historia Natural, capturó en cámara lo que parecía ser un plesiosaurio en la bahía de Gerrans, pero todo ha quedado en el terreno de lo fantasioso y las leyendas.