La primera diseñadora brasileña que tuvo presencia en el panorama internacional de la moda fue Zuzu Angel, vistió a figuras como Liza Minnelli y Kim Novak. Tuvo prendas y colecciones a la venta en tiendas como Saks Fifth Avenue, Bergdorf Goodman, Bloomingdale's, pero no es más famosa por ninguna de estas cosas, lo que la llevó a la fama en los años 70, fue un desfile de modas presentado en el consulado de Brasil en Nueva York, donde cada una de las prendas era una denuncia de la dictadura que vivía Brasil y de los desaparecidos.
Sútil protesta
El hijo de Zuzu, Stuart Angel había sido desaparecido por la dictadura, nunca volvió. Zuzu había escrito todas suerte de cartas al gobierno brasileño, al gobierno estadounidense y nunca logró hacerse escuchar. Además, bajo la dictadura militar, había una ley que prohibía protestar contra el gobierno fuera del país.
Entonces, Zuzu, muy hábilmente, lo que hizo, en nombre de su país, fue gestionar con el consulado de Brasil en Nueva York que le permitieran hacer un desfile de modas en territorio brasileño para convocar a toda la prensa estadounidense como The New York Times, Harper's Bazaar, Vogue, y que cubrieran este desfile como un acto de protesta contra la dictadura y un reclamo porque reapareciera su hijo, cuyo cuerpo apareció décadas después.
¿Moda y política combinan?
Zuzu Angel fue objeto de una retrospectiva en un museo brasileño en el Itaú Cultural en 2014. También ha sido objeto también de documentales y de una película de ficción. ¿En verdad pensamos que la moda no puede ser política? Esa es su pinche complejidad.
En este nuevo episodio de La Pinche Complejidad, el escritor Nicolás Alvarado conversó con Miguel Ángel Ángeles, periodista, experto en moda y agonista del desfile de Dior en el Antiguo Colegio de San Ildefonso de la semana pasada y de las reacciones que desató este desfile.
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Moda, otra forma de protestar
En este evento, Maria Grazia Chiuri, la diseñadora de Dior, presentó una colección crucero para Dior con notables resonancias políticas que tienen que ver con la violencia de género y con los feminicidios, lo cual desató una tormenta a favor y en contra en redes sociales.
De acuerdo con Miguel Ángel Ángeles hablar de Dior es hablar de política, y de la vida en un país como México, un sueño a veces, pero la realidad también es terrible. Sólo en un país como México, se cuela un tema como los feminicidios en una pasarela de moda, en un día cualquiera.
El experto en moda alude que tenemos que hablar de Dior porque la moda es política, porque la primera decisión política decisión que tenemos es ¿cómo vamos a salir vestidos a la calle? porque lo que usas está emitiendo un mensaje que se va a ensamblar afuera.
Ángeles asegura que se trata de una conversación que estamos teniendo a partir de cómo nos vemos y cómo nos sentimos. Aunque vestimos distinto, cada quien está expresando una cosa distinta y ese asunto tiene resonancias culturales, sexuales, de género, políticas, de estatus socioeconómico, es decir, pues evidentemente la moda es un sistema de símbolos, es algo que es posible decodificar en términos semiológicos y comunica cosas de quiénes somos.
Maria Grazia Chiuri siguió todas las reglas, vino, pidió permiso, habló con la Secretaría de Cultura, pidió todo lo que se tenía que pedir, trabajó con los artesanos, los llevó a París. No hizo absolutamente nada malo, y aun así hay toda una serie de cuestionamientos a partir de la apropiación cultural de un huipil, de un tejido y de un bordado.
Sin embargo, esta no es la primera vez que sucede algo así, Saint Laurent en los años 70, se inspiró en las blusas campesinas que vienen de Rusia para crear una prenda que sigue en tendencia.
La realidad de las cosas es que la moda no es democrática. Y la realidad de las cosas es que es mejor protestar en Dior que no protestar…