MUNDO

Cuba y EU: historia de su relación, entre sanciones y acusaciones mutuas

El gobierno de Joe Biden anunció nuevas sanciones en contra del régimen cubano, una más al largo historial desde 1960

TENDENCIAS

·
El presidente de EU, Joe Biden anunció nuevas sanciones para Cuba Foto: EFE

Las relaciones entre Estados Unidos y Cuba tienen un historial de estira y afloja desde que el primero de enero de 1959 las fuerzas revolucionarias encabezadas por Fidel Castro Ruz, arribaron a La Habana en vísperas del año nuevo y ‘echaron’  al dictador Fulgencio Batista del poder y de la Isla, ese mismo día inició un largo y sinuoso camino del pueblo cubano para obtener por un lado su libertad, pero por el otro la oportunidad de crecer a la par de Latinoamérica.

Ni lo primero ni lo segundo han sucedido, por una parte el régimen cubano liderado por el Comandante Castro continúa gobernando a través del Partido Comunista y hasta el día de hoy es un reclamo legítimo por parte de los cubanos, el elegir a sus autoridades bajo un proceso democrático, mismo que no existe desde 1952, año en el que Fulgencio Batista organizó un golpe de Estado en la Isla y después fue obligado a dejar el poder por la vía de las armas.

Sin embargo, diversos investigadores e historiadores dan cuenta que el gobierno cubano en la década de los 50 era uno de los más prósperos en la región del Caribe mientras recibía el apoyo y (el dinero) de naciones como los Estados Unidos y de países europeos, dicha situación se terminó con la Revolución Cubana, y paradójicamente, ese día también inició el asedio de los Estados Unidos en contra de Cuba desde el punto de vista económico y político.

¿Cuándo iniciaron las sanciones a Cuba?

Luego del triunfo de la Revolución Cubana, el régimen Castrista inició un periodo de apropiación de los bienes nacionales, muchos de los cuáles pegaban en los intereses de inversionistas estadunidenses que incluían grandes extensiones de tierra y refinerías de azúcar, el valor estimado de la nacionalización de esas propiedades se fijó en cerca de mil millones de dólares, cuestión que desde luego fue motivo de protesta entre los extranjeros.

El primer embargo provino del entonces presidente Dwight Eisenhower, que estableció a partir de 1960 las primeras restricciones a la Isla, se prohibieron las exportaciones de Estados Unidos a Cuba, con excepción de alimentos y medicinas.

Pero fue en el gobierno del extinto mandatario John F. Kennedy que se impuso el bloqueo a la Isla y que permanece vigente en la actualidad con la polémica Ley de Asistencia Externa firmada por el presidente en 1962, con la que se puso freno a las importaciones cubanas, dichas medidas se supone que serían temporales en cuanto el gobierno cubano garantizara los medios de pago para las empresas estadunidenses que fueron afectadas por la nacionalización.

Pero no fue así, dicho embargo no sólo sigue vigente, sino que se incrementó y además pasó de ser un conflicto entre dos naciones a prácticamente convertirlo en un tema extraterritorial, al obligar a otras naciones a restringir el vínculo económico con la Isla bajo amenaza de recibir sanciones por parte de los Estados Unidos.

Dichas afectaciones no hicieron mella en Cuba durante la época en que fueron apoyados económicamente por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), sin embargo, con la caída de la URSS en la década de los 90, la situación cambió y la Isla dejó de percibir el subsidio ruso y con ello la situación económica comenzó a ser un tema sensible para la población cubana que desde 1960 no ha tenido acceso a mejores condiciones de vida.

Justamente en los 90 y ya con el gobierno de Bill Clinton se implementaron dos nuevas leyes conocidas como las actas en favor de la democracia cubana y la polémica acta de solidaridad, democracia y libertad cubana, mejor conocida como Helms-Burton en “honor” a los legisladores que la impulsaron, dicha acta elevó la tensión y puso en entredicho la cultura democrática de la que se supone es la nación más democrática del mundo.

En concreto impide que el embargo sobre Cuba sea levantado sin autorización del Congreso estadunidense; requiere el bloqueo obligatorio de las visas para individuos que se beneficiaran de propiedad confiscada por Cuba; y permite a estadounidenses nacidos en la Isla demandar a quienes confiscaron sus propiedades cuando se llevó a cabo la expropiación en los 60.

La tensión permaneció a flor de piel debido a que en el 96 la Fuerza Aérea Cubana derribó un avión perteneciente al grupo de activistas anticastrista “Hermanos al Rescate”, en el derribo murieron cuatro personas y tres de ellas eran de nacionalidad norteamericana, lo que encendió los ánimos para presionar al régimen cubano.

Las tensiones duraron todo el periodo de Clinton y de George Bush Jr. y cuando Barack Obama ascendió al poder, llegó un inusitado alivio entre ambas naciones, las relaciones políticas bajaron de intensidad y el gobierno del demócrata permitió relajar algunas medidas, entre ellas viajar a la Isla, se quitaron las restricciones de viaje, se quitó a Cuba de la lista de naciones que apoyaban al terrorismo y en 2015 se reabrió la Embajada de Estados Unidos en La Habana.

En la era Trump todo volvió a la “normalidad”

Desgraciadamente las buenas noticias solo duraron un par de años, ya que con la llegada de Donald Trump al poder en 2017 se cerró toda posibilidad de arreglo o cese al embargo y entre 2019 y 2021 se retomó la decisión de poner a Cuba en la lista de naciones que apoyan el terrorismo y se restringieron de nueva cuenta los viajes comerciales con destino a La Habana.

Ahora, con los recientes disturbios en las calles de la capital cubana y la represión en contra de activistas y ciudadanos cubanos, así como periodistas, el régimen e Díaz Canel enfrenta el enojo de Joe Biden que ha anunciado nuevas medidas restrictivas contra el gobierno cubano.

“Esto es solo el principio, Estados Unidos seguirá sancionando a los individuos responsables de la opresión sobre el pueblo cubano”, indicó el mandatario estadunidense a través de un comunicado oficial.

Las penalizaciones se hicieron públicas poco después de que iniciaron los juicios en Cuba contra los manifestantes y se enmarcan en la Ley Global Magnitsky, aprobada por el gobierno de Obama en 2012, que persigue a los perpetradores de delitos graves de abusos contra los derechos humanos y de corrupción en todo el mundo. Como consecuencia de la sanción, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Tesoro congela las propiedades e intereses del ministerio y específicamente por la acción del grupo denominado Brigada Especial Nacional (BEN), los llamados “boinas negras”.