El pasado 1 de abril se cumplieron dos décadas desde la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación Económica entre México y Japón (AAEMJ). A pesar de los desafíos enfrentados en su negociación, especialmente en sectores sensibles para ambas naciones, el acuerdo ha demostrado ser un mecanismo comercial sólido y eficiente. Además, ha servido como una puerta de entrada para empresas mexicanas al mercado asiático, ya sea a través de su presencia directa en Japón, mediante intermediarios o participando en ferias comerciales como FOODEX y Supermarket Trade Show, que se celebran anualmente en Tokio.
Este aniversario coincide con un momento clave para la política comercial de México, que se verá impactada el 3 de abril con el anuncio de nuevas medidas arancelarias del gobierno de Estados Unidos. En este contexto, es fundamental no perder de vista la relevancia del AAEMJ. Para contribuir al debate sobre sus retos y oportunidades, recientemente publiqué un artículo sobre este tema en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Nanzan, Japón.
El estudio concluye que es imprescindible seguir negociando dentro del marco del AAEMJ para facilitar el comercio bilateral. Aunque algunos cupos de exportación no han sido utilizados al máximo, es necesario intensificar la coordinación en el Comité de Integración Económica Bilateral (CIBE), aumentando la frecuencia de reuniones a dos por año para resolver temas pendientes.
Por ejemplo, en el sector agrícola aún no se ha finalizado el proceso fitosanitario para la exportación de chile bell mexicano a Japón. Por su parte, las empresas japonesas en México enfrentan la necesidad de un acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para evitar la doble tributación en materia de seguridad social.
Asimismo, resulta clave mantener encuentros periódicos entre el Comité Económico Japón-México del Keidanren y el Comité de Negocios México-Japón del COMCE. Estas reuniones son esenciales para fortalecer la relación empresarial y fomentar nuevos proyectos de coinversión, alineados con lo estipulado en el artículo 139, inciso (e) del AAEMJ. Esto permitiría generar mayor valor agregado en las exportaciones de manufacturas entre ambos países.
México debe seguir promoviendo el AAEMJ como un instrumento clave para la administración de sus relaciones comerciales e inversiones con Japón. A diferencia del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TIPAT), que involucra a múltiples interlocutores y podría entorpecer las negociaciones, el acuerdo bilateral facilita una interlocución más ágil y eficiente.
Mantener esta estrategia permitirá establecer mecanismos de conversión que fortalezcan las exportaciones mexicanas y fomenten inversiones conjuntas en sectores estratégicos, como la industria automotriz, autopartes y manufactura. Además, México puede aprovechar su red de 14 tratados de libre comercio y el impulso del nearshoring para insertarse mejor en las cadenas de valor globales.
El gran desafío será evitar que este acuerdo se vea afectado por una política comercial cada vez más alineada con Estados Unidos. La posibilidad de establecer un arancel externo común en Norteamérica pondría en riesgo todo lo construido con Japón en las últimas dos décadas.
Para leer el artículo completo, puede consultarse en: https://nanzan-u.repo.nii.ac.jp/records/2001304
POR ADOLFO LABORDE
COLABORADOR
@ADOLFOLABORDE71
MAAZ