La nueva anormalidad

Con un beso pequeñísimo

La actriz Halle Berry dio una lección al machismo que la sorprendió en plena ceremonia de los Oscar 22 años atrás

Con un beso pequeñísimo
Nicolás Alvarado / La Nueva Anormalidad / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El 23 de marzo de 2003, Adrien Brody recibió el Oscar al Mejor Actor por El pianista de Roman Polanski. Como es costumbre, correspondió el honor de entregárselo a la galardonada en la entrega inmediata anterior como Mejor Actriz: Halle Berry.

La elección de Brody concitó una ovación de pie. Arrastrado por una ola de amor, el actor corrió al estrado, se detuvo a contemplar a su público y saborear el momento, siguió su camino hacia su colega, la abrazó. En vez de recibirle la estatuilla, sin embargo, primero le plantó en plenos labios un beso de 5 segundos, que no son pocos. (Y menos cuando quien lo propina no es la propia pareja y el entorno no es íntimo sino público.)

Tras unos segundos de mímica de estar muy conmovido por los aplausos –mucho ladear la cabeza y cerrar los ojos, mucho llevarse la mano al corazón–, el actor dedicó sus primeras palabras a Berry: “¿A que no te avisaron que esto venía también en la bolsa de regalos?”. En modo dígalo-con-mímica, la actriz hizo lo único sensato ante semejante despliegue de patanería: ademán de limpiarse la boca.

El 2 de marzo de 2025, Adrien Brody volvería a ganar el Oscar a Mejor Actor, ahora por El brutalista de Brady Corbet. Antes, sin embargo, tendría un encuentro inesperado en la alfombra roja. Acompañado por su novia la diseñadora de moda Georgina Chapman, Brody se dejaba entrevistar cuando una Berry si cabe más esplendorosa que hace 22 años se acercaba a él con vítores y brazos abiertos para plantarle a modo de saludo un beso en la boca un par de segundos más breve pero no menos contundente –ni menos agresivo– que aquél. La actriz tuvo el cuidado de espetar antes un “Lo siento, Georgina, pero tengo que hacer esto”, cortesía que no tuvo Brody en su oportunidad con el entonces marido de Berry, Eric Benét.

El gesto de la actriz no sólo constituye una tardía aunque perfecta lección inversa a un machito majadero sino también una redimensión correcta de lo que constituye una falta de respeto pero no un delito. Nadie mejor que Chapman para diferenciar entre ambas categorías pues, antes de ser pareja de Brody, estuvo casada con el productor Harvey Weinstein, juzgado y condenado dos veces por violación: eso fue lo que provocó su divorcio.

Aquel beso, éste me hacen pensar en otro: el que con idénticos machismo y prepotencia propinara el entrenador Luis Rubiales a la futbolista Jenni Hermoso en ocasión de un triunfo de la selección femenil española. ¿Reprehensible? Sin duda. ¿Punible? No a mi juicio. Pero sí al criterio de la Audiencia Nacional de España, que obligó a Rubiales a pagar una multa de 10 mil 800 euros pero –peor– lo juzgó culpable del delito de agresión sexual por hacer exactamente lo que Brody.

Halle Berry lo sabe: lo que merecía Rubiales era un beso.

POR NICOLÁS ALVARADO

COLABORADOR

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