Columna Invitada

Coordinando política industrial para domesticar dragones

México debe ser proactivo y las joint ventures, licencias y los requisitos de contenido local pueden ayudarlo a desarrollar una base manufacturera

Coordinando política industrial para domesticar dragones
Carlos Guadarrama / Columna Invitada / Opinión EL Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Muchos creen que la industrialización es un modelo de desarrollo obsoleto. En cambio, yo argumento que continúa siendo el mejor método para fomentar crecimiento económico. Por ello, aplaudo los objetivos de Plan México, pero recalco que será necesaria una mejor coordinación con iniciativas locales y alianzas con empresas extranjeras, particularmente chinas, para afrontar la incertidumbre geopolítica y comercial con Estados Unidos.

Plan México, por ejemplo, identifica a Puebla y el Estado de México como los principales clústeres en su estrategia de vehículos eléctricos. Al mismo tiempo, Sonora, a través de su propio Plan Sonora, pretende ser uno, ya que es sede de las reservas de litio del país. Sin embargo, dado que el litio fue nacionalizado en 2022, el estado deberá coordinar con el gobierno federal, quien a la vez debe entender que la integración vertical en esa cadena de valor es crucial.

Dicho eso, México no cuenta con las tecnologías para incursionar en la manufactura de baterías. Por ello, será necesario importarlas en un principio, mientras que estado y Federación deberán coordinar cercanamente para poder forzar la transferencia de tecnología y desarrollar capacidades locales.

Para ello, veo dos opciones. La primera, buscar fortalecer alianzas con enfoque en la transferencia de tecnología de empresas automotrices tradicionales ya presentes en el país. Pero esas son las empresas que han mantenido la participación de México en segmentos de bajo valor agregado.

La segunda me parece más atractiva, pero naturalmente, más complicada en el contexto geopolítico actual: forjar alianzas con empresas chinas e innovar a partir de sus tecnologías.

Esto tendría que hacerse estratégicamente. Por un lado, BYD ya ha retrasado inversiones en México por miedo a que su tecnología llegue y se replique en Estados Unidos. Por el otro, Estados Unidos, por años, ha expresado su preocupación por el uso de México por parte de China como puerta trasera para acceder al mercado estadounidense. Para atender estas preocupaciones en otras industrias, México ha impuesto aranceles a importaciones chinas, como el acero y el aluminio, e implementado normas que exigen una transformación sustancial en México antes de su exportación a Estados Unidos. Evidentemente, las reglas del juego con la nueva administración estadounidense cambian frecuentemente y la amenaza de aranceles es constante. La industria automotriz sería de las más afectadas por los aranceles.

En todo caso, México debe ser proactivo y las joint ventures, licencias y los requisitos de contenido local pueden ayudarlo a desarrollar una base manufacturera avanzada en el largo plazo, permitiendo al mismo tiempo que las empresas chinas inviertan en México y minimizando las tensiones geopolíticas con Estados Unidos. De hecho, estos son los instrumentos de política industrial que China misma utilizó hace décadas para forzar la transferencia de tecnología en su industria automotriz.

El tecnócrata, amante del libre mercado, estará en desacuerdo. Pero al final, para poder crecer y alcanzar a otras economías, hay que hacer algo distinto. De lo contrario, México se quedará, eternamente, ensamblando componentes de bajo valor agregado para nuestros vecinos ricos.

Por Carlos Guadarrama

Especialista en política energética y tecnologías verdes 

MPAI/ID Harvard

@ca_guadarrama

EEZ

Temas