El papa es el signo visible de la unidad y el gobierno de la Iglesia Católica, Obispo de Roma, Vicario de Cristo, Sucesor de San Pedro, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal y Soberano del Estado Vaticano, entre otros títulos recibidos a lo largo de la historia. Tras la renuncia del papa Benedicto XVI, Francisco es, desde el 13 de marzo de 2013, el 266o papa de la Iglesia Católica.
Durante estos días, el deterioro de su estado de salud lo ha hecho presente en todo el mundo. En los países católicos se organizan eventos para pedir por su salud y en todos lados se expresan sentidos deseos de mejoría a un hombre que, en cumplimiento de su misión pastoral, ha sabido ganarse el corazón de los líderes y pueblos de la más variada pluralidad religiosa y social como peregrino de paz y de esperanza.
Su voz ha resonado fuerte y clara desde el primer minuto de su pontificado, en su particular estilo de comunicar, conecto de inmediato con los sentimientos y necesidades de los fieles que esperaban en la Plaza de San Pedro para conocer al nuevo papa.
“Recorramos el camino de la fraternidad, del amor, de la confianza entre nosotros…el uno por el otro, oremos por el mundo para que haya una gran hermandad”, fueron algunas de sus primeras palabras.
Francisco es el primer papa jesuita, el primer papa latinoamericano y el primer papa no europeo desde el año 741 de nuestra era. Durante sus casi doce años como papa, ha impulsado una gran reforma a la Curia Vaticana y ha dado pasos muy importantes en la incorporación de los laicos, en especial de las mujeres, a funciones impensables hasta antes de su pontificado. El nombramiento de la religiosa Raffaela Petrini como la primera mujer presidenta de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, es una muestra de este cambio.
El magisterio del papa Francisco ha marcado una orientación pastoral “a contracorriente” de la polarización, la guerra y la cultura del descarte. Las encíclicas y exhortaciones apostólicas publicadas, abordan temas centrales para la doctrina católica y para el presente y futuro de la humanidad. Nos llama a vivir el paradigma del amor como centro y base del desarrollo personal y comunitario, a cuidar la casa común, a reconocer el destino universal de los bienes y a practicar la buena política, la política del bien común en las relaciones sociales y políticas entre las naciones.
El papa Francisco ha influido en el corazón millones de seres humanos y en la agenda internacional, por eso hoy tiene un lugar especial entre nosotros. En línea constante con las primeras palabras de su pontificado, nos recuerda en Fratelli Tutti: “Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana,, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos… todos hermanos”.
En estas horas difíciles pidamos por la salud y recuperación del papa, dejemos de lado, como pidió el Cardenal Parolin, Secretario de Estado, “las especulaciones inútiles sobre su renuncia”.
POR MARCO ADAME CASTILLO
Analista y Consultor Político
MAAZ