Alemania sigue dividida. La forma en que votaron en las recién pasadas elecciones es señal de que en 1989 sólo cayó el muro físico que dividía a esa nación. Pero la división real sigue allí asentada. A casi 40 años de la caída del Muro de Berlín, la división religiosa, cultural, política y económica está más viva que nunca.
El domingo pasado, en Alemania se asomó plenamente la extrema derecha. En la región de Alemania del Este -ahí donde sufrieron hace años el comunismo- el partido neofascista ganó de todas todas. ¿Será que extrañan a los gobiernos totalitarios? O, al revés, ¿es que conocen tan bien el comunismo que no quieren regresar a él y prefieren el otro extremo para sus hijos y nietos?
El resultado de los comicios es para deprimir, como quiera vérsele. Si bien el primer lugar lo obtuvo el candidato conservador y líder de la CDU/CSU, Friedrich Merz, con un 28.6%, ese es el menor porcentaje que haya obtenido su partido en cualquiera de las elecciones anteriores y el segundo más bajo para la elección de cualquier Canciller en la época moderna de ese país.
La extrema derecha, Alternativa para Alemania, quedó en segundo lugar con el 20.4% de la votación, más del doble de lo que obtuvieron en 2021 (10.3%). El AfD coquetea con lemas nazis y sus integrantes minimizan el Holocausto. Pero encima, este partido es apoyado por Elon Musk y por el vicepresidente de Estados Unidos JD Vance. Por demás está decir que van contra los migrantes y las libertades.
El AfD busca ser el partido para conformar un gobierno de coalición con la CDU/CSU. Y sin duda parte de su poder se basa en la ignorancia de la gente en torno a lo que era Alemania del Este (hasta hace poco el holocausto no se les enseñaba en la República Democrática Alemana; vergonzoso sabiendo los millones de judíos, gitanos y otras etnias que fueron masacrados en la Segunda Guerra Mundial). Sin olvidar que también el pensamiento nacionalista está arraigado en la parte que fue Alemania del Este y el AfD apeló al mismo.
El AfD se ha visto beneficiado por los millones de Musk, el apoyo de JD Vance y un enojo generalizado en contra de todo lo que han pasado en estos casi 30 años, así como por la crisis que la democracia está pasando en diversas partes del mundo. Preocupa también la forma de comprar -convencer- a los votantes. La aportación millonaria de Elon Musk no debe de pasar desapercibida.
La votación en Alemania no es exclusiva de los fenómenos antes descritos. Las decisiones ciudadanas se están tornando a los extremos (izquierda o derecha) lo cual siempre ha generado guerras, retrasado el progreso y exacerbado las desigualdades.
¿Quiénes lograron frenar al AfD? Las mujeres jóvenes en ambos lados de Alemania, en realidad nadie más. Y por ello me llama mucho la atención lo optimista que están siendo en general los comentaristas respecto a la ultra derechización. Como si por haber quedado en segundo lugar significara que no hubieran crecido. Yo no dudo que, si en cuatro años consiguieron duplicar su base electoral, en otros cuatro la vuelvan a duplicar (algo parecido al obradorismo en México que continúa creciendo).
Por ahora en Alemania el AfD ya están clamando por ser ellos parte de la alianza gubernamental al haber obtenido el segundo lugar, si bien el canciller electo no los quiere considerar.
¿Qué viene? Estamos ante una Alemania que preocupa y al mismo tiempo olvida su terrible pasado. Lo peor de ello es que muchos individuos en el mundo comparten esta amnesia colectiva.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
COLABORADORA
EEZ