Columna invitada

El Segundo Imperio [I]

El archiduque Fernando Maximiliano, viajaba en las aguas del océano Atlántico abordo de la fragata Novara acompañado de la archiduquesa Carlota Amalia y un sequito de 85 seguidores

El Segundo Imperio [I]
Rubén Martínez Cisneros / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El 28 de marzo 1864, el primer mandatario don Benito Juárez, le contesta desde Monterrey, Nuevo León al archiduque Maximiliano de Habsburgo, “…el delicado e importante cargo de Presidente de la República, absorbe casi todo mi tiempo, sin dejarme descansar de noche. Se trata de poner en peligro nuestra nacionalidad, y yo, que por mis principios y juramentos soy el llamado a sostener la integridad nacional…”

Continúa El Benemérito de las Américas, “…la soberanía e independencia, tengo que trabajar activamente, multiplicando mis esfuerzos para corresponder al depósito sagrado que la Nación, en el ejercicio de sus facultades, me ha confiado”.

De acuerdo a Florencio Zamarripa, la misiva antes citada señala, “Algunos historiadores estiman que esta carta es apócrifa, aunque todos convienen en que la tesis y el estilo, es decir la forma del escrito corresponden al pensamiento y el modo de expresarse el Benemérito de la Américas”; entre los que aseguran la autenticidad de la misiva se encuentra Luis Blasio, secretario particular de Maximiliano.

El archiduque Fernando Maximiliano, viajaba en las aguas del océano Atlántico abordo de la fragata Novara acompañado de la archiduquesa Carlota Amalia y un sequito de 85 seguidores de origen noble quienes viajaban en la fragata francesa Themis; habían partido del Castillo de Miramar ubicado a las orillas del mar Adriático el 14 de abril de 1864.

La condesa Kolonitz escribe en su texto antes citado “El emperador prorrumpió en lágrimas cuando el corregidor de Trieste le aseguró con afectuosas y cálidas palabras la tristeza general” Nombrados emperadores Maximiliano y Carlota, venía a tomar posesión del trono de México, después que un grupo de mexicanos integrantes de la Junta de Notables, visitaron al archiduque el 3 de octubre de 1863 entre ellos Ignacio Aguilar y Marocho, Joaquín Velázquez de León, Francisco Javier Miranda, José María Gutiérrez de Estrada, quienes le ofrecieron la corona ante la anarquía que se vivía en México.

La historiadora Patricia Galeana señala en el prólogo del volumen Querétaro: Fin del Segundo Imperio Mexicano, escrito por el investigador Konrad Ratz, Conaculta 2005, “Antes de aceptar el triunfo del gobierno liberal, los conservadores prefirieron recurrir a la intervención francesa para establecer el Segundo Imperio. El Estado republicano liberal estaba legalmente establecido por la Constitución de 1857”

La doctora Galeana argumenta, “pero el gobierno conservador se sentía legitimado por las creencias religiosas católicas de la mayoría de la población contrarias a la ideología liberal. En ese marco, el Segundo Imperio culminó los anhelos monarquistas que por más de medio siglo de vida independiente habían subsistido en México”.

Gutiérrez de Estrada escribió en 1840, “Disértese cuanto se quiera sobre las ventajas de la República donde pueda establecerse, y nadie las proclamará más cordialmente que yo; ni tampoco se lamentará con más sinceridad que México no pueda será ahora, ese país privilegiado, pero la triste experiencia de los que ese sistema ha sido para nosotros, parece que nos autoriza ya hacer en nuestra patria un ensayo de verdadera monarquía en la persona de un príncipe extranjero”.

Acerca de Gutiérrez dice Kolonitz, “El más caluroso partidario del emperador”.

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

MAAZ

 

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