Balones y pelotas

El reloj está corriendo

Hoy en día, con el Mundial a poco más de un año de distancia, el tiempo se agota para corregir errores y construir un equipo competitivo

El reloj está corriendo
Tomás Lujambio / Balones y pelotas / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Con la Copa Mundial de Futbol 2026 a la vuelta de la esquina, Javier El Vasco Aguirre enfrenta una disyuntiva fuera de lo común para un entrenador de la selección mexicana.

Actualmente, el gran momento futbolístico tanto de Santiago Giménez como de Henry Martín y Raúl Jiménez orilla al entrenador nacional a tomar una decisión sumamente difícil: prescindir del apoyo de alguna de estas figuras o destinar tres plazas en la convocatoria mundialista a una misma posición.

Aunque el dilema de la delantera es desafiante, creo que El Vasco haría bien en centrar su atención en las posiciones que escasean de futbolistas en lugar de rascarse la cabeza con aquellas que abundan en opciones.

Hoy en día, la ausencia de futbolistas creativos como Andrés Guardado, Héctor Herrera o Pavel Pardo, por ejemplo, han dejado un hueco en el mediocampo mexicano que ha demostrado ser casi imposible de resanar con los jugadores de la actualidad.

Desafortunadamente, Luis Romo, Edson Álvarez o Luis Chávez, por mencionar a unos cuantos, han rendido por debajo de lo esperado y no han demostrado ni la capacidad ni la
creatividad necesaria para orquestar la media cancha.

En este contexto, varios analistas y profesionales del deporte han apuntado al recién naturalizado, Álvaro Fidalgo, como una posible solución.

El americanista no sólo es un futbolista suavemente creativo, sino que, además, él mismo se reconoce como un jugador que trabaja “para que el equipo fluya y juegue bien”, algo que necesita urgentemente la selección.

Ahora bien, aunque el mediocampista águila podría ser el engranaje ideal para dirigir el juego y enlazar a la defensa con la delantera mexicana, inscribir a un naturalizado a la selección nacional no siempre ha sido recibido con buena gana en el pasado.

Por ahora, no hay indicios claros de que Aguirre contemple a Fidalgo en su proyecto, e incluso el propio mediocampista ha desmentido rumores sobre una posible convocatoria.

Sin embargo, la realidad que enfrenta la selección es tan alarmante que Aguirre no puede darse el lujo de ponerse quisquilloso con el catálogo de jugadores que tiene disponible.

Hoy en día, con el Mundial a poco más de un año de distancia, el tiempo se agota para corregir errores, determinar un estilo de juego y construir un equipo suficientemente competitivo.

A estas alturas del problema no me preocupan las decisiones que tome Aguirre para resolver sus disyuntivas; más bien, me preocupa que no muestre señales de empezar a tomarlas.

Tic-tac, Vasco. El reloj está corriendo…

POR TOMÁS LUJAMBIO 

PAL

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