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México y la corrupción

Hay varios elementos que explican estos resultados. Por un lado, hay que decirlo con toda claridad: el combate a la corrupción no ha sido una prioridad en los gobiernos de la autodenominada “Cuarta Transformación”

México y la corrupción
Fernando Rodríguez Doval / Politeia / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Hace unos días se dio a conocer el Índice de Percepción de la Corrupción 2024 que elabora Transparencia Internacional. Este Índice, que se hace y difunde cada dos años, fue ampliamente citado por Andrés Manuel López Obrador cuando era líder opositor, precisamente para demostrar que México era un país cada vez más corrupto.

Por lo tanto, vale la pena preguntarnos cómo clasifica este Índice a México, tras los seis años del primer gobierno de Morena.

Por desgracia, los resultados para México son muy decepcionantes: cayó al puesto 140 de 180 países evaluados, y obtuvo la calificación más baja en la historia: 26 puntos sobre 1000, en el que 0 representa la mayor corrupción en el sector público y 100 la menor. En este Índice, México ocupa el peor lugar entre los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el penúltimo lugar entre las 20 economías más grandes del mundo. En Iberoamérica, México está prácticamente al mismo nivel que Guatemala, Paraguay y Honduras, y muy por debajo de Brasil y Chile, nuestros principales competidores en la región.

Hay varios elementos que explican estos resultados. Por un lado, hay que decirlo con toda claridad: el combate a la corrupción no ha sido una prioridad en los gobiernos de la autodenominada “Cuarta Transformación”. Ha habido una abierta tolerancia con personajes involucrados en casos gravísimos de corrupción, quizá el más emblemático haya sido el de Segalmex, cuyo director Ignacio Ovalle no solamente no fue sancionado, sino que incluso se le mantuvo en importantes responsabilidades públicas. Por no hablar de familiares cercanos al expresidente López Obrador que abusaron de esa relación para obtener beneficios particulares.

Hay decisiones de gobierno que no han ayudado a la transparencia, como el hecho de que 8 de cada 10 contratos públicos sean adjudicaciones directas. Y qué decir de la opacidad con la que fueron construidas obras faraónicas de dudosa rentabilidad, como el caso del AIFA, Dos Bocas o el Tren Maya.

A lo anterior hay que sumar la cada vez más evidente vinculación de los gobiernos morenistas con el crimen organizado, la cual ha puesto en riesgo la relación comercial con nuestro principal socio, Estados Unidos.

La destrucción de la independencia del Poder Judicial y la eliminación de órganos autónomos que funcionaban como contrapeso al Ejecutivo seguramente propiciarán una mayor corrupción.

Estas mediciones internacionales afectan mucho la percepción de México de cara a la atracción de inversiones, la creación de nueva riqueza y el desarrollo en general. Además de que exhiben el terrible mal de la corrupción, el cual destruye el pacto social entre gobernantes y gobernados. Y lo peor del caso es que no hay elementos reales para suponer que las cosas mejorarán.

POR FERNANDO RODRÍGUEZ DOVAL
POLITÓLOGO
@FERDOVAL

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