Autonomía relativa

Bajarle al festejo

Hay una aparente necesidad en el oficialismo de poner a Sheinbaum a defender personajes con cualquier tipo de señalamientos. Desde el general hasta Cuauhtémoc Blanco

Bajarle al festejo
Juan Ignacio Zavala / Autonomía relativa / El Heraldo de México Foto: Especial

Se entiende que los festejos por la exitosa negociación de la presidenta en su primera plática con Trump hayan sido por todo lo alto. No era para menos: el azote naranja se aplazó por un mes. Pero los días van pasando y es de esperarse que, una vez recibidas todas las felicitaciones que llovieron, las estrategias de contención –uno espera que existan- deben estar ya en funcionamiento.

El tiempo sigue corriendo, los días pasan y se acerca inevitablemente la siguiente parte de las negociaciones, razón por la que sería bueno dejar de andar festejando y haciendo llamamientos generales a la defensa de la soberanía nacional. No tiene sentido. Sería mejor ir a otros temas, cambiar esa conversación en la medida de lo posible. Que la opinión pública estuviera de acuerdo en congratular a la presidenta estuvo muy bien, pero continuar por esa vía puede ser visto como una provocación. Decir que aplacó al gigante y figuras por el estilo, son cosas que se toman en cuenta por quienes dan seguimiento en aquel país a lo que sucede en el nuestro. Trump es un asunto de largo plazo y es el tema central de la presidencia de Sheinbaum los siguientes cuatro años.

Como la propia presidenta lo mencionó, el asunto de tener la cabeza fría es muy importante. Pero hace falta no solamente para tratar con Trump, también es necesario para ver el escenario interno y tomar decisiones locales. Los escándalos están persiguiendo al oficialismo y no son cosas menores. Corrupción, excesos, acusaciones que van de un lado a otro son cosa de todos los días.

Estar consintiendo y solapando al gobernador de Sinaloa no es una buena idea. Es quizá el político más turbio en lo que respecta al trato con el crimen organizado. Es un tema delicado de por sí, pero es también el tema toral de acusaciones del presidente estadounidense contra nuestro gobierno. Textualmente se menciona en un comunicado oficial de la Casa Blanca la protección gubernamental a bandas criminales. El gobierno mexicano hace bien en rechazar esos calificativos, pero también hace mal llevando a Rocha Moya a pasear el día de la Constitución con los demás gobernadores y la presidenta y, peor aún, el presidente del Senado le hace un reconocimiento público. ¿A qué juegan?

En ese tenor es que hay que meter el escandalito de la presencia del general Salvador Cienfuegos en un evento militar con la presidenta Sheinbaum. No se trata de la inocencia del general sino de su presencia y esa aparente necesidad que tienen en el oficialismo de poner a Sheinbaum a defender personajes con cualquier tipo de señalamientos. Desde el general hasta Cuauhtémoc Blanco. ¿Era indispensable su presencia? No. Y respecto del protocolo hay que decir que la disciplina es un gran protocolo militar. Las acusaciones de las organizaciones norteamericanas contra Cienfuegos rayaban en lo fantasioso. Pero si hay alguien fantasioso es Trump y su gobierno. ¿Qué necesidad hay de recordarles que nos tuvieron que regresar a un militar de altísimo rango? Ninguna. Y así nos podemos seguir con una lista de personajes que tiene que defender casi a diario la presidenta.

Hay que bajarle al festejo y ordenar la casa.

POR JUAN IGNACIO ZAVALA

PAL

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