Desde afuera

Trump, ¿un reformador?

Y en principio, tiene pocos límites en lo que parece un intento de reconfigurar el gobierno estadounidense a través de una marejada de órdenes ejecutivas

Trump, ¿un reformador?
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

A una semana de haber jurado la presidencia de Estados Unidos por segunda vez, Donald Trump parece empeñado en empujar y ampliar "su" autoridad presidencial, tanto como pueda.

Y en principio, tiene pocos límites en lo que parece un intento de reconfigurar el gobierno estadounidense a través de una marejada de órdenes ejecutivas (decretos) o medidas administrativas.

Trump llegó al poder con una retórica nacionalista, vengativa, expansionista, y aunque no conquistó una mayoría absoluta en el voto popular sí logró en el voto electoral y aunque pequeñas, logró que su partido republicano quedase con el control del Senado y la Cámara baja, y una influencia considerable además en el Poder Judicial, particularmente la Suprema Corte de Justicia.

Trump y sus aliados reclaman un mandato popular, quizá para presentar una serie de hechos consumados antes de que los opositores tengan tiempo o posibilidades de neutralizarlos.

En parte no es algo nuevo. El forcejeo del Presidente estadounidense por obtener y ejercer más poder es parte de la lucha entre poderes legal y teóricamente iguales, pero tanto Trump como sus predecesores han ampliado los poderes de su puesto al grado que ya en los años 60 el historiador Arthur Schlesinger hablaba de "la presidencia imperial".

En el caso de Trump, no solo es el líder del movimiento MAGA (Make America Great Again) que hoy domina parece seguir una hoja de ruta el partido republicano, sino es temido por los propios republicanos, a comenzar por los miembros del Congreso, y tiene la lealtad y agradecimiento de seis de los nueve jueces de la Suprema Corte de Justicia.

Y a diferencia de lo que ocurrió en su primer gobierno (2017-2021), esta vez no tiene cortapisas y de entrada parece seguir una hoja de ruta afín, sino idéntica, al Proyecto 2025 de la conservadora Fundación Heritage para eliminar obstáculos, con los despidos de empleados no confiables políticamente. De acuerdo con varias fuentes, no le gusta escuchar consejos contrarios a su voluntad.

Esta vez busca reformar al gobierno estadounidense a su gusto, incluso reducir su tamaño y su impacto en la sociedad. Y de paso,  vengarse de quienes considera que le hicieron algún daño o de sus oponentes.

Sus primeras medidas han sido lanzar una campaña de deportaciones de inmigrantes indocumentados a la cancelación de las prácticas de Diversidad, Equidad, Inclusión (DEI), y una "pausa" en las subvenciones y préstamos federales.

De acuerdo con The New York Times, la posición de Trump implica ampliar los límites de su autoridad, la resistencia de las instituciones, la fortaleza de un sistema de casi dos siglos y medio y la tolerancia de algunos de sus propios aliados.

Trump plantea ahora un desafío fundamental a las expectativas de lo que un presidente puede y debe hacer, dice Mitchel Sollenberger, profesor de ciencia política en la Universidad de Dearborn (Michigan).

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS   

COLABORADOR    

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM                                             

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