Columna invitada

Inicio de clases

Un docente debe alcanzar las metas de aprendizaje de los alumnos a su cargo

Inicio de clases
Eduardo Macías Garrido / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Como todos los semestres, inician clases y me pregunto cuál es la labor de un maestro de asignatura. La respuesta ya desde hace más de 25 años, siempre es la misma: se debe enseñar a los alumnos algo más que la clase que se imparte.

Un docente debe alcanzar las metas de aprendizaje de los alumnos a su cargo. Teniendo bases sólidas en comunicación, resolución de problemas, empatía, organización y, la más importante, liderazgo.

Aquel que imparta una clase debe tener paciencia, amor por su trabajo y lograr entusiasmar a sus alumnos. Para ello, debe tener confianza en sus discípulos e identificar los puntos débiles de cada estudiante, a fin de ayudar a trabajar en mejorarlos.

No solo se trata de memorizar, sino que los estudiantes comprendan y retengan la información, y que vean su utilidad en la práctica profesional en el día a día, es decir, cuando salgan a la calle a ejercer su profesión.

Enseñarles a pensar, que entiendan que dos más dos es cuatro, pero también que tres más uno, da el mismo resultado. No basta con enseñar la cátedra y repetir como loro lo que dicen los libros o las leyes correspondientes.

A mis queridos alumnos cada semestre les digo que van a aprender algo más que Derecho Internacional Público, ya que la labor de un buen maestro no solo es enseñar la materia que imparte, sino formar mejores seres humanos.

Les repito que si quieren volverse ricos jueguen a la lotería, que lo importante es hacer lo que verdaderamente aman; primero porque así serán más felices y después porque el éxito económico invariablemente vendrá con el tiempo.

Un buen profesor debe saber ganarse la confianza de sus alumnos, actuando con amabilidad y comprensión, pero también con firmeza. Que entiendan que la vida no los consentirá y que, así como en el box, ésta les golpeará fuerte, pero no deberán darse por vencidos.

Les comparo la vida cotidiana con el deporte del boxeo, que sepan que sufrirán caídas, pero deberán preguntarse si son de los que se quedan en la lona o de los que se levantan una y otra vez para regresar más fuertes.

Por eso es importante establecer límites dentro del salón de clases, y dejar saber a los estudiantes lo importante que es cumplir con ello, así como las consecuencias de no hacerlo. Que comprendan que el reto no es con los demás, sino con ellos mismos.

De igual manera, el docente debe inculcar un amor por el aprendizaje. Para ello debe presentar sus lecciones de manera atractiva, lo que dará como resultado que los alumnos se interesen por saber más.

Es por ello que el verdadero maestro debe tener vocación, no cualquiera puede impartir una cátedra, solo aquellos que amen lo que hacen, gobernando con el ejemplo. Los alumnos deben de creer, como en un equipo de futbol, lo que les dice su entrenador y cómo llevarlo a la práctica.

Al alumno no hay que imponerle nada por la fuerza, todo por la razón, lo que invariablemente hará de ellos unos profesionistas que sepan razonar y resolver problemas en su vida cotidiana.

Es por todo esto que un verdadero maestro debe además de enseñar, formar seres humanos de bien, con valores, con capacidad de asumir sus responsabilidades para no culpar a terceros de sus fracasos.

Así que a iniciar un nuevo semestre con alegría renovada. Aprovecho para desearles a mis alumnos de Derecho Internacional Público en la Universidad Panamericana el mayor de los éxitos.

POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO 

PAL

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