Las criptomonedas son un arma de dos filos. Por un lado, revolucionan los mercados financieros mundiales al ofrecer un marco de accesibilidad e innovación sin precedentes, mientras que por el otro facilitan la proliferación de estafas, fraudes, lavado de dinero y toda clase de actividades criminales amparadas por el anonimato que priva en las transacciones digitales.
Al momento de redactar estas líneas –según el portal Coinmarketcap– la capitalización del mercado global de las criptomonedas tiene un valor de 3.6 trillones de dólares. Según el Foro Económico Mundial (WEF) cada 24 horas se negocian 91 mil millones de dólares.
Por su parte, el Observatorio Digital de Ginebra reporta que las transacciones ilícitas de criptomonedas alcanzaron en 2023 más de 24 mil millones de dólares. Las criptomonedas se han convertido en la moneda preferida de las redes clandestinas y la red oscura (Dark Web) que facilitan la venta de bienes ilícitos.
El uso de las monedas digitales también se ha extendido al ámbito de los conflictos bélicos y las confrontaciones que caracterizan la compleja actualidad geopolítica. Por ejemplo, en el contexto de la guerra de Ucrania, la Federación Rusa ha podido evadir algunas de las sanciones económicas impuestas por EU y la Unión Europea mediante la utilización de las criptomonedas para financiar su esfuerzo de guerra.
Las criptomonedas ofrecen diversas ventajas que impactan positivamente la economía global y los mercados financieros. Estas monedas digitales pueden ser accesibles para cualquier persona con conexión al Internet, lo que reduce la exclusión financiera y permiten a más personas acceder a servicios de ahorro e inversión. Además, las criptomonedas favorecen transacciones rápidas y eficientes; comisiones más bajas que las bancarias; almacenamiento seguro; diversificación de inversiones; y facilidad de ahorro por solo apuntar los principales rasgos.
Las regulaciones internacionales sobre las criptomonedas han evolucionado considerablemente en los últimos años, impulsadas por la creciente utilización de estos activos digitales en todo el orbe. Las preocupaciones sobre la protección al consumidor, la prevención de los fraudes, el lavado de dinero y la estabilidad financiera. En octubre de 2024, el WEF dio a conocer un informe sobre las regulaciones internacionales en torno a las criptomonedas, e hizo notar que las criptomonedas y las finanzas descentralizadas ganan impulso en todo el mundo, por lo que una regulación clara y efectiva es fundamental para la innovación, la seguridad y la estabilidad de los mercados globales.
Según este reporte, las regulaciones más avanzadas en torno a las criptomonedas se han dado en la Unión Europea, Reino Unido, Hong Kong, Japón, Singapur, Suiza, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos. El ritmo acelerado de esta tecnología complica sobremanera su regulación internacional, ya que las innovaciones digitales están en permanente evolución y siempre van por delante de los gobiernos. Como lo ha señalado el FMI, es indispensable un enfoque equilibrado para regular las criptomonedas apoyado en la cooperación internacional.
POR CARLOS DE ICAZA
@CARLOSDEICAZA
EMBAJADOR EMÉRITO Y EX SUBSECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES
EEZ