Esta semana el calendario cívico de México celebro dos fechas que han influido en nuestro desarrollo histórico de manera fundamental. El 21 de marzo recuerda el nacimiento del Benemérito de las Américas cuya acción política y jurídica permitió nuestra segunda independencia, y construyó la constitución de 1857, cuyo paradigma fundamental fue la separación de la iglesia del Estado, permitiendo así el ingreso de nuestro país a la etapa moderna de la historia en el siglo XIX.
El 18 de marzo registra la expropiación petrolera de 1938 que fue el acto político y económico de mayor trascendencia para programar y desarrollar nuestra independencia económica, como producto de una Revolución que marco una línea de desarrollo que nos permitió avanzar sólidamente en lo económico y en lo social. Con claroscuros, pero desde Cárdenas hasta de la Madrid, vivimos un proceso acelerado de progreso y paz social.
Reflexionar sobre la historia es entender nuestro presente y definir nuestro futuro, pues los principios ideológicos se han perdido y el avance social se detuvo por la corrupción y el neoliberalismo, que fueron sustituidos por un Gobierno caprichoso, populista y de partido hegemónico que algunos llaman de izquierda; sin considerar que en estos años se ha duplicado la riqueza de los mas poderosos, y aun cuando ha habido disminución de la brecha social, vivimos aterrados frente al crimen implacable que hoy nos confronta.
No obstante, habrá que reconocer que la Presidenta Sheinbaum ha planteado temas que merecen la unidad nacional, sobre todo cuando enfrentamos una amenaza cada día mas grande desde el exterior.
Defender la soberanía energética es fundamental para nuestro futuro desarrollo, aun cuando deben modificarse políticas públicas para mejorar las condiciones de eficiencia de PEMEX y de la Comisión Federal de Electricidad.
La ruta constitucional que fijaron los Artículos 3º y 130, y fundamentalmente el 25, el 27 y el 28 son los puentes del Derecho, que nos permiten abrigar la esperanza de que hay un camino histórico que seguir, naturalmente con reformas y adecuaciones.
Vivimos un tiempo de confusión ideológica, el fracaso del neoliberalismo ha tenido como resultado la destrucción del sistema democrático que no ha sido capaz de resolver las grandes desigualdades en las que vivimos.
Regresar al modelo del imperialismo y de la fuerza bélica como única expresión del género humano es un grave retroceso que solo se puede detener con un pensamiento ideológico claro, con una visión intelectual y ética que pueda comprender los cambios que ha generado el desarrollo tecnológico y científico.
Requerimos pensadores, maestros e ideólogos que vayan más allá de lo efímero, circunstancial y lo cotidiano; que puedan infundirle a una nueva cultura, reflexiones que nos den un mejor destino.
Revivir nuestra historia implica entender la claves de nuestro futuro que a pesar de todo puede ser esperanzador.
POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA
MAAZ