Política Y Diplomacia Sostenible

Tercera llamada, tercera

Trump tiene prisa, porque no se podrá reelegir. Solamente tiene cuatro años, que en realidad se reducen a dos, hasta las elecciones al Congreso de noviembre de 2026, para tratar de construir su legado

Tercera llamada, tercera
Miguel Ruiz Cabañas / Política y Diplomacia Sostenible / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Con esas palabras, “tercera llamada, tercera” inician la función los espectáculos de calidad. Hoy Donald Trump asume por segunda vez la presidencia de Estados Unidos. Hay incertidumbre sobre las decisiones y acciones que tomará a partir de ahora. Pero algo es indudable. No será el mismo personaje de su primera presidencia.

El mundo y su país son muy distintos que en 2017. Retorna con enorme apoyo popular. Tiene asegurado el control del Senado y la Cámara de Representantes. En su gabinete, conformado exclusivamente por seguidores ultra leales, la mayoría sin experiencia previa en la toma de decisiones dentro del gobierno, no habrá frenos ni voces moderadas. Además, Trump tiene prisa, porque no se podrá reelegir. Solamente tiene cuatro años, que en realidad se reducen a dos, hasta las elecciones al Congreso de noviembre de 2026, para tratar de construir su legado.

Después de la ceremonia de asunción en el interior del Congreso, el protagonista de la obra sostendrá muchos encuentros, y se tomará fotos y videos con sus simpatizantes, entre los que estarán, por primera vez en la historia, algunos mandatarios y representantes especiales extranjeros.

Lo más trascendente del día, sin embargo, será la ceremonia de firma de cien órdenes ejecutivas, en las que plasmará la dirección de su gobierno en materia económica, comercial, ambiental, energética, salud, educación y de política exterior. Siendo vecinos de Estados Unidos, y dado el carácter “interméstico” (internacional y doméstico) de la agenda bilateral, hay que dar por descontado que casi todas esas decisiones tendrán algún impacto, directo o indirecto, sobre nuestro país.

Pero hay tres áreas en que las determinaciones de hoy guardan un interés fundamental para México. La primera es la probable imposición de aranceles de 25 por ciento a las exportaciones mexicanas. La segunda, la posible designación de las organizaciones criminales, que operan en los dos países, como “organizaciones terroristas extranjeras” (FTO, por sus siglas en inglés). La tercera, su decisión de expulsar a los migrantes indocumentados, que afectará a alrededor de cinco millones de mexicanas y mexicanos que trabajan en ese país en situación migratoria irregular.

Sobre la imposición de aranceles, palabra favorita del primer actor, no hay claridad. No se sabe si se impondrán solamente a Canadá, China y México, o si se aplicarán a todos los países. Quizá esta indefinición tenga que ver con su determinación de reducir impuestos a los super ricos y a las grandes corporaciones, lo que generará presiones inflacionarias. Imponer, al mismo tiempo, aranceles a otros países también tendrá efectos inflacionarios significativos, que pagarán los consumidores y las empresas estadounidenses. Esas expectativas inflacionarias ya están elevando las tasas de interés de los bancos privados, lo que podría empujar a la FED en la misma dirección este año.

Súmele usted una deuda acumulada de 33 trillones de dólares, y un déficit presupuestal histórico mayor a seis por ciento. La situación real de la economía estadounidense no es tan sólida, como generalmente se piensa. Claro, Trump toma decisiones políticas y, a pesar de lo anterior, puede imponer aranceles a los principales socios de su país, dada su obsesión con los déficits comerciales.

En cuanto a la designación de las organizaciones criminales como organizaciones terroristas, habrá que ver cómo toma forma un nuevo diálogo con el gobierno mexicano. Ambos países están obligados a trabajar coordinadamente para enfrentar la amenaza real del crimen organizado. El primer empeño debería ser reconstruir la confianza mutua. La historia muestra experiencias de cooperación bilateral exitosas, basadas en el principio de corresponsabilidad y respeto a la soberanía de cada país. Las decisiones unilaterales, no abonan a la confianza.

La determinación de expulsar migrantes será inmediata. Veremos hasta dónde llegan las capacidades logísticas del gobierno de Trump para hacerlas efectivas. En el corto plazo, no serán tan masivas como se pretende hacer creer. Durante el año, habrá que ver la reacción de los sectores económicos cuya sobrevivencia depende de la mano de obra de los migrantes, en especial de la agricultura y los servicios.

El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum se ha preparado, hasta donde es posible hacerlo, para todos los escenarios. No ha habido parálisis. Las prioridades están claras: defender los derechos de los migrantes a través de una red consular unida, que se está fortaleciendo, y bien coordinada por el Canciller Juan Ramón De La Fuente. Hay una nueva política integral de seguridad que empieza a tener algunos resultados. El Plan México también muestra unidad de propósito del gobierno con el sector privado. Por fin, la prioridad es que la economía crezca fomentando la inversión productiva, pública y privada. Son abundantes las señales del gobierno de impulsar la integración de América del Norte frente a China y otras regiones.

México y Estados Unidos están unidos por la geografía e integrados en sus economías. Trump sabe de negocios. Sabe que eso no va a cambiar. Hará ajustes a sus políticas para enfrentar los enormes retos que enfrentamos. Pero también sabe que éstos solamente se pueden enfrentar colaborativamente.   

Así empieza el primer acto de esta obra inédita. No pierda detalle.

POR MIGUEL RUIZ CABAÑAS

DIPLOMÁTICO DE CARRERA Y PROFESOR EN EL TEC DE MONTERREY

@miguelrcabanas

miguel.ruizcabanas@tec.mx 

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