“Mi voto será en contra de la Reforma del Poder Judicial, estoy haciendo lo posible por asistir a la sesión” dijo un senador priista desde la cama de un hospital; “Ojalá no haya un Judas entre los 43”, comentó el excandidato presidencial panista y senador; “Mi voto es en contra la Reforma Judicial” declaró finalmente un emecista, último de la oposición en publicar su posicionamiento.
Y sí, que falte solamente un voto para que el oficialismo tenga mayoría calificada en la Cámara Alta, ha puesto tal presión a quienes pertenecen a las bancadas del PRI, PAN y MC, que cada uno ha publicado un video con su postura respecto a la Reforma al Poder Judicial, días antes de su discusión en el pleno.
La decisión de un solo integrante del Senado o su ausencia el día que se votará dicha Reforma, no sólo define el veredicto, sino que también socava la fiabilidad del legislador como miembro de su grupo parlamentario y compromete la credibilidad de su partido.
Los videos publicados, aunque no obligan jurídicamente, generan una responsabilidad moral y demuestran cómo el Poder Comunicativo logra resonancia en el Poder Político. Queda en evidencia eso que el filósofo y sociólogo Jürgen Habermas nombra como: el proceso comunicativo-discursivo de la opinión pública; donde el Poder Administrativo es influenciado por el Comunicativo.
La opinión pública –la exigencia de estudiantes universitarios; actores del episcopado y empresariado; legisladores de Estados Unidos; parte del 44% de la población que depositó su confianza en los partidos adversos al gobierno; entre otros– se transforma en Poder Comunicativo y, aunque no mande, dirige el uso del Poder Administrativo en una dirección determinada. En este caso, en contra de la Reforma al Poder Judicial.
Tanto es así que, como estrategia de “blindaje”, los representantes de la oposición en el Senado de la República recibieron la petición de firmar una carta donde solicitan licencia y concentran a sus suplentes en la Ciudad de México en caso de cualquier eventualidad.
La incidencia de las opiniones en el espacio público político está consiguiendo operar sobre el Poder Legislativo para programarlo y controlarlo. Al reconocer a ese único voto como la fuerza de la oposición en el Legislativo, el Poder Comunicativo lucha por evitar esa mayoría calificada que daría derecho a modificar unilateralmente la Constitución.
Un solo voto puede frenar el desplazamiento a una democracia sin límites constitucionales efectivos. Solo uno capaz de desmantelar ek Poder Judicial existente y, con ello, los límites que le impone al Ejecutivo y Legislativo.
Más que la publicación de 43 videos, si la estrategia de oposición articulada resulta exitosa, seremos testigos del escenario ideal descrito por Habermas, en el que el Poder Político termina por ser la manifestación institucional del Poder Comunicativo.
POR MARLENE MIZRAHI
COLABORADORA
@MARLENEMIZRAHI
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